FERNANDEZ Y LA ONU

Pese a la resistencia del kirchnerismo, Argentina apoyará que la ONU investigue las violaciones a los derechos humanos en Rusia

Política

Se trata de una iniciativa presentada por Estados Unidos, Francia y Alemania que será tratada hoy en Ginebra y que Alberto Fernández decidió respaldar frente a la cerrada oposición del Instituto Patria.


La troika protagonizada por el Instituto Patria, el vicecanciller Pablo Tettamanti y el embajador argentino asentado en Moscú, Eduardo Zuain, desplegó en las sombras una poderosa operación de lobby diplomático para evitar que Argentina apoye la designación de un relator especial de la ONU que investigue y denuncie las sistemáticas violaciones a los derechos humanos que cometería Vladimir Putin adentro de Rusia.

“(Se) Decide establecer el mandato de Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos en la Federación de Rusia por un período de un año, y solicita a su titular que vigile la situación de los derechos humanos en la Federación de Rusia, recopile, examine y evalúe la información pertinente facilitada por todas las partes interesadas, incluida la sociedad civil rusa tanto dentro como fuera del país”, establece el artículo tercero de un proyecto de resolución presentado por Estados Unidos junto a Alemania, Francia, España, Ucrania, Portugal y Reino Unido, que será tratado hoy en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

Avalada en silencio por Cristina Kirchner, la ofensiva del Instituto Patria, Tettamanti y Zuain exhibió la fractura ideológica en la Cancillería y puso a prueba la capacidad de Santiago Cafiero para enfrentar una jugada diplomática que se desplegó en Buenos Aires, Ginebra, Moscú, Beijing, Caracas y La Habana.

La línea dura del kirchnerismo en el Palacio San Martín abogaba por el rechazo del proyecto redactado en el Departamento de Estado. Cafiero -apoyado por Alberto Fernández- hizo frente al vicecanciller Tettamanti y rechazó su propuesta de poner a la Argentina al lado de Putin y su peculiar agenda domestica vinculada a los derechos humanos.

Cuando la troika apuntalada por CFK asumió que el Presidente no rechazaría el proyecto de Washington, se inició una nueva ofensiva para obtener -al menos- la abstención de la Argentina. Tettamanti y Zuain prometieron esa posibilidad a sus contactos en el Kremlin, que intentaron por todos los medios bloquear la designación de un relator especial de la ONU que tendría sus oficinas en Rusia.

La preocupación de la diplomacia de Putin sobre el proyecto de Estados Unidos no sólo esta centrada en la creación del relator especial que actuará bajo la protección de la ONU. El canciller Sergei Lavrov y su staff que opera en América Latina observan con muchísimo malestar el artículo segundo de la iniciativa que tratará hoy el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.

Ese artículo segundo “exhorta a las autoridades rusas a que defiendan las libertades fundamentales de pensamiento, de conciencia, de religión o de creencias, de opinión y de expresión, de reunión pacífica y de asociación, concretamente eliminando las restricciones impuestas a la diversidad de ideas, a la crítica y a la disidencia, así como los derechos conexos a la libertad y a la seguridad de la persona, a un juicio imparcial y a no ser sometido a tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes para las personas que ejercen estas libertades”.

La derrota diplomática del Instituto Patria, Tettamanti y Zuain frente a la posición geopolítica de Alberto Fernández y Cafiero tiene razones ideológicas y argumentos apoyados en la realpolitik. El Presidente y su canciller no esperan nada de Putin y necesitan el respaldo de la Casa Blanca para obtener las revisiones trimestrales del Fondo Monetario Internacional.

Este descarnado quid pro quo también explica porque Argentina se abstuvo al momento de votar la posibilidad de debatir las violaciones a los derechos humanos en China y a posteriori apoyó la designación de un relator especial en Rusia para vigilar si Putin respeta los derechos establecidos en la carta de la ONU.

La hoja de ruta de la diplomacia argentina es trazada por sus necesidades económicas y financieras: la influencia Biden logró que Argentina cerrara un acuerdo rápido con el FMI, Xi Jinping ya aportó un swap de 18.500 millones de dólares para las reservas del Banco Central y Putin aún debe al país casi nueve millones de dosis de la vacuna Sputnik.

Desde esta perspectiva, Alberto Fernández se alineó con Biden y archivó su promesa política a Putin cuando lo visitó en el Kremlin. Argentina ya no será la puerta de entrada de la Federación Rusa en América Latina.

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