El Gobierno sigue pagando puntualmente la deuda al FMI

Economía

El ministerio de Economía afrontó sin demoras el vencimiento de intereses agendado para el 1° de mayo con el Fondo Monetario por USD 298 millones.


En un gesto político que no tendría mayores consecuencias en la práctica, el Senado avanza en una iniciativa para impedir que el ministro de Economía, Martín Guzmán, destine los recursos extraordinarios que girará el Fondo Monetario a todos los países miembros, unos USD 4.600 millones para la Argentina, al pago de la deuda que vence con el propio organismo por un monto similar. Lo curioso es que el celo que ponen los legisladores del Frente de Todos que responden a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner con el destino de esos fondos, no resulta extensivo al resto de los dólares que integran las reservas del Banco Central. De hecho, esta misma semana, el Tesoro cumplió en tiempo y forma con sus obligaciones con el organismo multilateral, operación que impactó en las cuentas del Central, que ayer anotó una caída de reservas cercana a los USD 190 millones.

Concretamente, el calendario todavía vigente de pagos al Fondo Monetario para la devolución de los USD 44.000 millones otorgados en el préstamo stand-by a la gestión anterior preveía para el 1° de mes un vencimiento de intereses por USD 298 millones, que fue afrontado puntualmente. Así lo confirmaron a Infobae fuentes del Ministerio de Economía, mientras en el Senado se discutía en comisión supuestas limitaciones respecto del uso de los fondos excepcionales que estarían disponibles durante el segundo semestre. Como consecuencia de ese pago, las reservas reflejaron ayer una merma de USD 188 millones ya que, según fuentes del mercado, el BCRA habría comprado unos USD 140 millones, minimizando el impacto de la transferencia a la cuenta del FMI.

Aunque parezca contradictorio, el cumplimiento del compromiso con el Fondo se inscribe en el largo historial de pagos a los organismos multilaterales, cuyos vencimientos nunca la Argentina incumplió. Por el contrario, a fines de 2005 durante el mandato del ex presidente Néstor Kirchner, se optó por un pago anticipado de USD 9.000 millones, que implicó deshacerse del 32% de las reservas por ese entonces en el Banco Central.

Diferente es el caso del Club de París, considerado por varios ex negociadores de la deuda argentina, uno de los acreedores más duros. En ese caso, el país arrastró un default por doce años hasta que en 2104 el ex ministro y ahora gobernador bonaerense, Axel Kicillof, cerró un acuerdo para el pago en 5 años de la deuda de USD 6.100 millones, a la que se sumaron unos USD 3.600 millones en punitorios. Ese acuerdo contemplaba dos años de gracia, que vencerán en las próximas semanas. El 30 de este mes vence el último pago con el Club de París por un total de USD 2.382 millones, un monto inaccesible para el Gobierno aun cuando esté previsto un plazo de gracia 60 días para la cancelación definitiva.

Ante la falta de los recursos necesarios, en el mercado prevén que Economía afrontará el pago de los intereses, equivalentes a USD 226 millones del monto total como muestra de buena fe. Será ese en definitiva, el mensaje de buena fe, lo que llevará al Presidente y Guzmán a la gira por Europa que iniciará mañana con una muy menguada expectativa de lograr un prórroga adicional.

De no obtenerla, el pago de intereses no evitaría las consecuencias para el país de incumplir con el capital de la última cuota. En principio, el acuerdo firmado por Kicillof -que Guzmán criticó a pocos meses de asumir en su cargo- prevé que de incurrir en un nuevo default, al vencimiento original se le sumarían otros USD 2.000 millones en concepto de intereses resarcitorios y punitorios. Claro que además están los costos reputacionales -ya bastante hundidos en el caso argentino- y el cierre total del acceso al financiamiento para el sector privado con garantías de agencias gubernamentales, como Eximbank o Coface. En ambos sentidos, serían consecuencias que pasarían poco advertidas dado que el contexto global y la coyuntura particular de la Argentina no hacen al país un destino atractivo para inversiones extranjeras cuyo financiamiento tales agencias podrían asegurar. Con todo, sería un nuevo retroceso en el pago de una deuda que podría llegar a su fin.

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