Día de la Mujer: qué se conmemora y por qué el COVID-19 ensanchó la brecha de desigualdad

Cultura

A pesar de haberse convertido en una jornada global en pos de la igualdad, muchas personas aún se preguntan cuál es su origen y cómo obtuvo este reconocimiento internacional.


Durante más de un siglo, personas de todo el mundo han marcado el 8 de marzo como un día especial para las mujeres. Reconocido oficialmente por las Naciones Unidas en 1975, el Día Internacional de la Mujer surgió por primera vez de las actividades de los movimientos laborales a principios del siglo XX en América del Norte y en toda Europa.

Según la ONU, este día “se refiere a las mujeres corrientes como artífice de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre”.

Sus semillas se plantaron en 1908, cuando 15.000 mujeres marcharon por la ciudad de Nueva York exigiendo jornadas laborales más cortas, mejores salarios y el derecho al voto. Fue el Partido Socialista de América quien declaró el primer Día Nacional de la Mujer, un año después.

La idea de hacer que el día fuera internacional surgió de una mujer llamada Clara Zetkin. Ella sugirió la idea en 1910 en una Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras en Copenhague, Dinamarca. Las 100 mujeres que estuvieron allí, provenientes de 17 países, estuvieron de acuerdo con su sugerencia por unanimidad.

Se celebró por primera vez en 1911, en Austria, Dinamarca, Alemania y Suiza. El centenario se celebró en 2011, por lo que este año, técnicamente, estamos conmemorando el 110º Día Internacional de la Mujer, una fecha que resume la lucha obrera que durante décadas llevaron adelante miles de trabajadoras en todo el mundo que proclamaron el reconocimiento de sus derechos.

Las mujeres del mundo desean y merecen un futuro igualitario sin estigma, estereotipos ni violencia; un futuro que sea sostenible, pacífico, con igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas. A fin de lograr este objetivo, el mundo necesita mujeres en todas las mesas en las que se tomen decisiones.

Con la participación y el liderazgo plenos y efectivos de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, se consigue el progreso para todo el mundo. Sin embargo, las mujeres siguen sin tener suficiente representación en la vida pública y la toma de decisiones, tal y como refleja el reciente informe del Secretario General de las Naciones Unidas. Las mujeres son jefas de Estado o de gobierno en 22 países, y únicamente el 24,9% de los parlamentarios nacionales son mujeres. Al ritmo de progreso actual, la igualdad de género entre jefas y jefes de gobierno tardará otros 130 años.

“El Día Internacional de la Mujer es un momento para reflexionar sobre los avances logrados, hacer un llamado al cambio y celebrar los actos de valentía y determinación de las mujeres comunes, que han desempeñado un papel extraordinario en la historia de sus países y comunidades”, reza un comunicado en el sitio web de las Naciones Unidas.

El mundo ha logrado avances sin precedentes, pero ningún país ha logrado la igualdad de género. Hace 50 años aterrizamos en la luna; en la última década, descubrimos nuevos ancestros humanos y fotografiamos un agujero negro por primera vez. Mientras tanto, las restricciones legales han impedido que 2700 millones de mujeres accedan a las mismas opciones de trabajo que los hombres. En 2019, menos del 25% de los parlamentarios eran mujeres. Y aun así, una de cada tres mujeres sufre violencia de género.

Las mujeres están al frente de la crisis de COVID-19, como trabajadoras de la salud, cuidadoras, innovadoras, organizadoras comunitarias y como algunas de las líderes nacionales más ejemplares y efectivas en la lucha contra la pandemia; no obstante, ganan un 11% menos globalmente en comparación con sus homólogos masculinos.

La crisis ha puesto de relieve tanto la centralidad de sus contribuciones como las cargas desproporcionadas que soportan las mujeres. El tema de este año para el Día Internacional de la Mujer, según las Naciones Unidas, “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la COVID-19”celebra los tremendos esfuerzos de las mujeres y las niñas de todo el mundo para dar forma a un futuro más equitativo y la recuperación de la pandemia de COVID-19.

Cuando las mujeres están al cargo, se observan resultados positivos. Varias de las respuestas más eficientes y ejemplares ante la pandemia han sido dirigidas por mujeres. Y las mujeres, especialmente las jóvenes, son quienes organizan movimientos diversos e inclusivos en línea y en la calle a favor de la justicia social y la igualdad o la lucha contra el cambio climático en todas partes del mundo. Sin embargo, las mujeres de menos de 30 años de edad representan menos del 1 por ciento de los parlamentarios a escala mundial.

La pandemia revolucionó especialmente los hogares donde los trabajadores tuvieron que ocuparse de sus tareas laborales, al mismo tiempo que de los chicos y de los quehaceres domésticos. En el marco del Día Internacional de la Mujer, Adecco Argentina, filial de la empresa líder en el mundo en consultoría integral en Recursos Humanos, realizó un análisis sobre la situación actual de la mujer en el mercado laboral. Para ello utilizó diversos estudios realizados antes de la pandemia y durante la misma.

Algunos de los resultados compilados por la compañía en los últimos meses revelaron que para más del 70% de los consultados sigue existiendo una brecha salarial importante (a igual posición) entre hombres y mujeres. Con respecto a la búsqueda de la igualdad laboral, más de la mitad sostiene que el Gobierno debería colaborar para alcanzarla. Por otro lado, más del 70% de los encuestadas/os aseguraron que las compañías carecen de protocolos de contención para quienes sufren violencia familiar.

Con relación a los cargos directivos, un 55% remarcó que hay desigualdad en los mismos en favor de los hombres. En una misma línea, un 70% dijo que las mujeres tienen más dificultades para acceder a una posición ejecutiva que los hombres. Aquí es donde aparece el “techo de cristal”, un obstáculo invisible (no registrado en leyes ni códigos) que les impide a las mujeres avanzar para ocupar los puestos jerárquicos más elevados y cuyo resultado es la baja presencia de mujeres en los cargos más altos de la pirámide ocupacional.

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