Ante la escasez de vacunas, la comunidad médica delibera una decisión que ya tomaron algunos países.
El Consejo Federal de Salud (COFESA) informó que se diferirán las segundas dosis de las vacunas para inocular a la mayor cantidad posible de personas y aminorar el impacto de la segunda ola de coronavirus. Habrá un diferimiento de las segundas dosis de todas las vacunas actualmente disponibles en el país -Sputnik V, Covishield/ChadOx-1 y Sinopharm- a un intervalo mínimo de 12 semanas desde la primera dosis, informó el Ministerio de Salud en un comunicado emitido a primera hora de esta tarde.
El consenso para la recomendación se produjo en el marco de una reunión del COFESA en la cual las máximas autoridades sanitarias del país adoptaron las recomendaciones de los miembros de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CONAIN) y del Comité de Expertos que se reunieron esta semana para analizar de manera integral la evolución de la pandemia.
“Ayer la CONAIN avaló en este contexto priorizar la aplicación de la primera dosis a la mayor cantidad de personas posibles con el objetivo de minimizar la mortalidad, y diferir tres meses la segunda dosis”, explicó la titular de la cartera sanitaria, Carla Vizzotti.
Y si bien la ministra aseguró que la decisión se basa “no sólo en la evidencia científica, sino en favorecer la equidad en el acceso y, por supuesto, revisando permanentemente toda la información nueva y prosiguiendo con las gestiones para contar con más dosis lo antes posible y así cumplir con el esquema completo lo más rápido posible”, algunos especialistas manifestaron sus dudas sobre la decisión.
Lo cierto es que las vacunas que están autorizadas hasta el momento en el país se dan en dos dosis con diferentes intervalos para lograr la protección total. En el caso de la Sputnik V, además, se trata de dos componentes, que juntos brindan inmunidad completa.
Sobre la posibilidad de que hoy se adoptara esta medida, el médico infectólogo Eduardo López había declarado en medios radiales que “en la vacuna Sinopharm no se puede diferir la segunda dosis porque no hay datos de que se pueda, ni de eficacia con la primera dosis”. “No hay estudios con una sola dosis, no sabemos la eficacia con una sola dosis, por lo tanto, con la vacuna Sinopharm no aconsejaría una sola dosis ni diferir la segunda”.
“Prefiero en el caso de Sinopharm dar dos dosis en un intervalo de 30 días y no esperar a ver si con una sola dosis es eficaz porque esa seguridad no la tengo -insistió López-. No hay datos de cuán eficaz es con una sola dosis; no hay ningún trabajo publicado de la Fase III ni de que se pueda diferir la segunda vacuna más de 21 días (más/menos 8 días) o sea que se tiene que dar con un intervalo máximo de 30 días”.
Emiratos Árabes Unidos es uno de los países que más vacunó a su población con la inoculación de Sinopharm. Pero científicos de ese país descubrieron un problema en algunas personas que se les aplicó esta vacuna contra el COVID-19: tras las pruebas de anticuerpos, muchas de ellas no registraron una respuesta suficiente de inmunización. Por eso, las autoridades locales decidieron dar una tercera dosis a esas personas.
“Cuando se comprueba que algunas personas no responden a las vacunas, existe la iniciativa de acercarse a ellas y darles una tercera inyección de la vacuna Sinopharm, que ha demostrado, en el contexto del estudio, que refuerza su inmunidad”, afirmó Walid Zaher, investigador jefe de G42 Healthcare, distribuidor de la vacuna china en los Emiratos Árabes Unidos.
Argentina adquirió ya un millón de dosis de Sinopharm, mientras que hay 3 millones en camino, según confirmó la ministra Vizzotti.
Qué pasa en el resto del mundo
El 30 de diciembre de 2020, el Reino Unido anunció una desviación del protocolo recomendado para la vacuna Pfizer-BioNTech contra el COVID-19: prolongarían el intervalo entre dosis de tres a 12 semanas, y similares decisiones tomaron para la vacuna elaborada por la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca, para la cual se demostró que un intervalo más largo entre dosis mejora la eficacia en algunos grupos de edad.
La intención declarada era maximizar el beneficio con suministros limitados y minimizar los ingresos hospitalarios y las muertes. Ante la escasez de inoculantes, a las autoridades sanitarias del Reino Unido le siguieron las de Canadá, que también decidieron postergar la aplicación de la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19 para alcanzar a más población en mayor riesgo de complicaciones con la primera dosis.
Para la vacuna Pfizer-BioNTech, la decisión de retrasar la segunda dosis se basó en extrapolaciones de los datos del ensayo de Fase III que muestran una eficacia del 89% entre 15 y 21 días después de la primera dosis. En ese momento, el laboratorio no apoyó la decisión y afirmó que no se podía garantizar una alta eficacia, según publicó la revista especializada The BMJ.
“El Reino Unido ha diferido la segunda dosis a septiembre, Canadá ha extendido el período a cuatro meses y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) están analizando esta situación también. Si bien nosotros no tenemos la misma situación epidemiológica que llevó a tomar estas decisiones al hemisferio norte, sí tomamos lo que ocurrió allí y pensamos que si priorizamos la mayor cantidad de personas que reciben una dosis (con el impacto positivo y la eficacia que eso significa) difiriéndolas -no pensando en una sola dosis- podremos llegar más rápido a proteger a las personas con mayor riesgo”, manifestó en las últimas horas la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti.
Al respecto se manifestó hoy su par de la ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, quien reiteró su posición a favor de esta estrategia: “El impacto de una primera dosis generalizada en términos de daño social es mucho mayor que achicar la cantidad de personas y vacunarlas rápidamente con las dos dosis”.
“Se sabe que la primera dosis de la vacuna protege un poco menos para tener la enfermedad, pero para tener la enfermedad grave y mortal la primera dosis es muy eficaz”, detalló el funcionario, quien agregó que “esta estrategia es la que utilizan varios países como Inglaterra que tienen mucha gente que vacunar y pocas dosis para asignar”. “Hablamos de demorar la segunda dosis. No evitarla, sino demorarla”, reforzó.