Luego de la octava movilización contra la iniciativa, el gobierno francés se juega todo este jueves para conseguir la polémica ley de retiro.
Decenas de procesiones se realizaron nuevamente en toda Francia, en particular en París, Lyon, Marsella, Nantes y Rennes para frenar lo que parece ser inevitable: una reforma de pensiones que entre otros puntos llevaría el umbral de jubilaciones de 62 a 64 años.
Este miércoles, mientras las cifras del Ministerio del Interior peleaban entre 480.000 manifestantes en toda Francia, contra 1,7 millones de la Confederación General del Trabajo (CGT), en la Asamblea Nacional los senadores y diputados encontraron un compromiso en una comisión conjunta para que el jueves la ley pueda tener su definición en el Parlamento.
Después de más de ocho horas de debate, los 7 diputados y 7 senadores de la Comisión Mixta Mixta (CMP) de pensiones terminaron por ponerse de acuerdo sobre una versión final del texto. Se ha confirmado el aplazamiento de la edad legal, aunque los parlamentarios han actuado sobre una “cláusula de revisión” en 2027, con debate parlamentario.
Si bien la primera ministra, Elisabeth Borne se mostraba “convencida de que el Senado y la Asamblea Nacional puedan ponerse de acuerdo”, sin los 287 votos necesarios para su aprobación fuentes cercanas al Palacio del Elíseo no descartaron que el presidente Emmanuel Macron pueda plantear hasta la amenaza de disolución en caso de pérdida en la Asamblea.
Tras una reunión que encabezó el jefe de Estado, con la primera ministra y varios miembros de su gabinete, desde la sede del Ejecutivo se hizo saber que Macron “desea” que el hemiciclo sea quien decida la suerte de la reforma de jubilaciones. En otras palabras, algunos interpretaban que se alejaba la posibilidad de recurrir al arma constitucional del 49-3, norma que permite conseguir la ley sin la necesidad de los votos de los legisladores.
“Debemos movilizar a todos los parlamentarios con espíritu de responsabilidad”, “continuarán las consultas para seguir con la movilización”, se dijo en la comitiva del presidente en vísperas de esta decisiva votación y aún incierta sobre la existencia de una mayoría a favor de darle luz verde.
La concesión de una cláusula de revisión espera ser una de las llaves para convencer a los aún dubitativos diputados de Los Republicanos (LR). También la aceptación, en esta comisión mixta, de la prórroga del sistema de larga carrera que permitirá la jubilación anticipada de quienes hayan comenzado a trabajar antes de tiempo.
Del lado de Matignon, como se conoce a la sede de la jefa de los ministros, “nada está decidido”, dejaba trascender su comitiva. No habrá descanso para conseguir los apoyos necesarios.
Según los sondeos de la cadena de noticias BFMTV, por un recuento detenido la noche del martes, 224 diputados se declaran determinados a votar por la reforma, para una mayoría absoluta estimada y necesaria de 287 votos para darle aprobación a la misma. La Cámara Baja tiene 577 legisladores, de los cuales 237 pertenecen al grupo de izquierda Nupes y de extrema derecha de Marine Le Pen, Encuentro Nacional (RN), que luchan públicamente contra el proyecto de gobierno.
La jornada de este jueves será frenética. El Senado debe confirmar primero su voto positivo por la mañana, lo que es un hecho. El proyecto llegará luego por la tarde a la Asamblea Nacional, donde no hay certezas. Pero además, el operativo de seguridad deberán garantizar el resguardo de una sesión que tambien estará amenazada por manifestantes que se convocan al Palais Bourbon, sede parlamentaria.
Cuando esto sucede, el presidente del partido de extrema derecha RN, Jordan Bardella advirtió que ”los diputados y los senadores tienen una cita con los franceses, con su conciencia y con un texto de ley que va a ser muy difícil. Para el eurodiputado, “si el Gobierno opta por utilizar el 49-3 es porque estaría consciente de que ese texto no es mayoritario en el país y que se corre el riesgo de que no pase a la Asamblea Nacional”.
“Sería un paso contundente, pero es sobre todo un paso contundente contra los franceses”. Para Bardella, sería “un fin de reinado“.
En Le Parisien, Laurent Berger, el secretario general de la CFDT volvió a apelar “a los parlamentarios para que no voten por la reforma de las pensiones”. Como plantean otros gremialistas, Berger pide que activen un referéndum de iniciativa compartida, propuesta por otra parte apoyada por algunos parlamentarios.
“Una de las posibilidades es preguntar a los ciudadanos qué piensan. Hay una herramienta parlamentaria llamada referéndum de iniciativa compartida. Sólo se necesitan 185 parlamentarios para tomarla y lanzarla. Depende de ellos”, dijo.
De hecho, según una encuesta de Elabe publicada el miércoles, el 75% de los franceses está a favor de organizar un referéndum sobre el proyecto. Incluso, varios sectores acuerdan en que sería una vía de solución a la crisis.
Finalmente, esta misma consultora elaboró otro trabajo donde una gran mayoría de la población, el 67%, aprueba la movilización contra la reforma de las pensiones. Sobre todo, esta encuesta publicada el miércoles indica que el 62% quiere que la protesta continúe si este jueves se aprueba por voto o Elisabeth Borne hace uso del controvertido artículo 49,3.