El conflicto lleva nueve días y lo llevan adelante un grupo de trabajadores relacionados con la operación de remolcadores.
Dentro del complejo mundo del transporte marítimo y fluvial se cuentan una gran cantidad de cámaras empresarias y gremios que representan a distintas porciones del sector empresario y a los trabajadores del sector. Normalmente para que un buque de ultramar, fluvial o pesquero se ponga en movimiento intervienen marinos de distintas especialidades y tutela sindical.
En este contexto, la actividad de los buques llamados “Remolcadores” es vital para el desarrollo de la actividad naviera en general ya que son estas pequeñas embarcaciones las que prestan asistencia a los grandes buques de carga para que estos puedan realizar con seguridad las maniobras de entrada y salida a puerto. “Sin remolque no hay buque que pueda atracar o zarpar con seguridad. Sin remolque no hay operación naviera”, Sentencia para Infobae uno de los más reconocidos empresarios navieros del país.
Los marinos que operan estas particulares naves se nuclean en cuatro gremios marítimos diferentes. El Centro de Jefes y Oficiales Maquinistas Navales, El Centro de Conductores Navales, El Centro de Patrones Fluviales y el SOMU ( Sindicato que nuclea al personal subalterno de marinería) Estos 4 gremios son lo que están protagonizando desde la última semana de 2020 un durísimo cese de actividades que tiene virtualmente paralizado a todo el comercio exterior del país ya que el 100% de los buques extranjeros que deben atracar para cargar exportaciones argentinas ( mayoritariamente cereales) no pueden llegar a los puertos mientras que los que han conseguido cargar con anterioridad al conflicto no pueden zarpar. En el presente decenas de buques esperan fondeados en la denominada Rada La Plata para ingresar al puerto de Buenos Aires, Dock Sud o La plata y situaciones similares se dan en otros puertos del país, muchos buques que traían insumos industriales para el país han optado por descargar en Montevideo, los sobrecostos son incalculables y otros que tenían que cargar han levando la escala en puertos argentinos lo que termina perjudicando gravemente a las exportaciones argentinas explican los navieros consultados.
Las fuentes del Ministerio de Trabajo consultadas, si bien indican que por estas horas se están llevando adelante negociaciones con las partes, sostienen que el conflicto es de “baja intensidad, que solo afecta a un pequeño grupo de trabajadores de muy altos ingresos y a un par de empresas que no son de gran importancia para el desarrollo productivo del país”. Está apreciación mereció una dura réplica empresaria que sostiene que ”el problema de los remolcadores portuarios afecta directamente el comercio exterior de la Nación, resulta evidente el desconocimiento que el Ministerio de trabajo tiene sobre la operatoria naviera, caso contrario ya habría tomado alguna medida concreta para terminar con una acción que es casi extorsiva por parte de gremios con salarios muy superiores a los de cualquier trabajador del país”.
Por su parte desde el entorno del Ministro de Transportes Mario Meoni explicaron a Infobae que si bien el conflicto afecta de manera directa a uno de los medios de transporte considerados como servicio público ( el remolque lo es) no es responsabilidad de la cartera entender en cuestiones salariales y que no siendo responsables de la solución prefieren no opinar sobre el tema.
Más allá de la disputa salarial entre gremios y empresas y ante la pasividad de las autoridades nacionales, entró en acción un tercer actor considerado de peso en el sector. Se trata del Centro de Navegación que es la entidad que nuclea a la totalidad de las agencias marítimas del país. Vale destacar que las agencias marítimas son las empresas que representan a nivel local los intereses de las navieras extranjeras que envían sus buques a los puertos nacionales. El Agente marítimo es el responsable del diligenciamiento de todos los aspectos necesarios para que el buque quede administrativamente en condiciones de poder tomar puerto, cargar o descargar, abastecerse de los insumos que pueda necesitar para continuar viaje y ejercer en todo aspecto la representación del armador del buque en sus relaciones comerciales, técnicas y legales con los distintos organismos u empresas locales.
Contrariando lo expresado por el entorno de Meoni y con la firma de su presidente Julio Delfino, el Centro de Navegación exige tanto a las autoridades del Ministerio de Transportes como a las de la cartera laboral una inmediata intervención que ponga fin a una medida de fuerza sin precedentes.
Según Delfino “la situación se ve agravada por la negativa gremial a prestar servicios de asistencia incluso a aquellos buques que llevan cargas esenciales”. Al mismo tiempo sostiene: “Históricamente esta entidad ratifica y sostiene el derecho a huelga constitucionalmente tutelado, pero destacamos con preocupación el gran impacto negativo que medidas de este tipo producen para todo el comercio exterior argentino”.
A modo de ejemplo la misiva sostiene que solo para el próximo fin de semana deben operar diez buques portacontenedores de gran porte sin que al momento se pueda hacer alguna predicción acerca de la posibilidad que tendrán de concretar su tarea. Delfino indicó de manera explícita que “resulta preocupante el efecto nocivo que esta situación genera para toda la economía del país en especial para las arcas del Estado Nacional que se ven privadas de recibir cuantiosos ingresos de divisas por la interrupción de todas las operaciones de exportación”.
En el tramo final del pedido a las autoridades, el Centro de Navegación exige al Ministerio de Transportes que en su carácter de autoridad de aplicación de la ley 24.093 (de actividades portuarias) disponga el inmediato restablecimiento del tráfico marítimo ya que la actividad está declarada como esencial en el marco de la pandemia COVID-19. Infobae pudo saber que a última hora de la tarde de este lunes, finalizó una reunión de conciliación ( vía zoom) entre la cartera laboral, los gremios y la cámara empresaria sin que se llegara a ningún acuerdo lo que augura la prolongación del conflicto.