Los operadores turísticos reportan dificultades técnicas y económicas por la cantidad de contagios, que problematizan los servicios hoteleros y gastronómicos.
La temporada de verano en la costa de Buenos Aires y el interior empezó a complicarse a partir de la suba exponencial de casos de coronavirus a partir de la llegada de la cepa Ómicron de coronavirus, que tiene mayor transmisibilidad que otras variantes. Los operadores turísticos sufren crecientemente dificultades económicas y técnicas por los contagios del personal y de los turistas, pero se muestran reticentes a aplicar restricciones que puedan perjudicar aún más a un sector económico que ya viene golpeado. En la misma línea, el Gobierno insiste en mantener las medidas vigentes y apuesta a la responsabilidad individual para que se cumplan los protocolos sanitarios y, sobre todo, a la extensión de la vacunación.
Ayer por la mañana, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, se reunió con Matías Lammens y compartieron miradas sobre la situación, que preocupa a la Casa Rosada. Pero con un pico de 109 mil casos de Covid-19 registrados el jueves, después de un aumento altamente progresivo en la última semana, la Casa Rosada sigue firme en la postura expresada por el presidente Alberto Fernández días antes de Año Nuevo, contraria a implementar medidas de aislamiento preventivo. “No habrá restricciones”, repiten en Balcarce 50 y en la sede de Turismo y Salud.
Desde la provincia de Buenos Aires, donde suelen marcar posturas más duras en comparación con la Nación, esta vez coinciden. Días atrás el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, dijo que no iban a tomar nuevas medidas por la explosión de “casos leves”.
Mientras tanto, los operadores turísticos de distintos puntos del país enfrentan dificultades técnicas y económicas, especialmente por las infecciones en el personal de los locales gastronómicos y hoteles. “Lo que nos está pasando es que se nos contagian los empleados y no tenemos con quién reemplazarlos. Y como es difícil testearlos, tampoco podemos prevenir se lo pasen a otros. Esto redunda en sobrecostos que nos matan”, dijo un empresario patagónico del sector hotelero, que transmite los problemas a las autoridades pero entiende que es un panorama “complejo”.
“Se están observando cancelaciones por personas que tienen COVID y que por aislamiento no pueden viajar”, agregó un dirigente nacional del sector, que destacó muchas “complicaciones a nivel de recursos humanos”. “Para la semana de Navidad, cuando Córdoba tuvo su pico, hubo varios locales comerciales y restaurantes que tuvieron que cerrar por falta de personal. Ahora Córdoba se estabilizó un poco, pero hay otros destinos que están empezando a subir en casos y todo se dificulta con la obligación de los días de aislamiento”, sostuvo.
Los empresarios del sector rezan para que la situación no se descontrole al punto de que obligue a obligar a cierres y mantienen comunicaciones permanentes con las autoridades locales o, en el caso de las Cámaras, nacionales. “Los hospitales, por ahora, no están sobrepasados. Si bien hay mucho aislamiento por infección o contacto estrecho, las salas de terapia intensiva están con disponibilidad”, destacó un empresario que conversa a diario con el director del hospital de la ciudad turística donde está emplazado su hotel. Uno de los problemas que registra es la falta de plazas para ubicar a los turistas que se ven obligados a aislarse en sus instalaciones. “Estamos con una ocupación muy alta. Cuando hay aislados en la renovación, aparecen problemas para ubicar a los clientes que llegan”, describió.
En el oficialismo aseguran que toman nota de las inquietudes que les hacen llegar desde los destinos turísticos. “Es cierto que en algunas provincias se están suspendiendo los eventos masivo o las grandes fiestas populares, y esto es decisión de cada una, según los testeos que tienen. El problema que está causando la ola de contagios afecta en términos económicos. Hay muchos servicios que quedan con menos plantel y no dan abasto para cumplir”, reconocieron fuentes de Turismo. Pero destacaron, una vez más, que “no está en el menú la posibilidad de nuevas restricciones”.
En cambio, ponen todas las fichas a mejorar el colapsado sistema de testeo y a que los turistas completen los esquemas de inoculación e incluso se apliquen las terceras dosis. “El ritmo de vacunación levantó muchísimo, fruto del temor de la gente por la suba de casos y por el pase sanitario que se empieza a pedir para algunas actividades”, dijeron, con cierto optimismo, desde la administración nacional.
Desde Salud aseguran que la nueva ola de coronavirus era esperable con la llegada de las nuevas cepas, sobre todo la Delta y Omicron”. “Se intentó retrasar sus ingresos y vacunar lo más posible, y esto funcionó. Entraron, y si bien se están generando ciertos incordios, no causan las internaciones y muertes de otro momento”, dijeron fuentes oficiales.
El gobierno de la Provincia aumentó los centros de testeo, pero no dan abasto. Lo mismo ocurre en la Patagonia y en la franja central del país. Por el desborde, muchos empresarios evitan enviar a su personal a testearse, por miedo a que se contagien en los mismos centro de hisopado. Algunos, incluso, estaban intentando, sin éxito, firmar convenios con los laboratorios locales para que envíen a los técnicos a los hoteles o restaurantes para practicar hisoparlos “a domicilio”.
“Tenemos muchos contagios y pocos internados, con la Ciudad explotada de gente en todos lados. Tenemos el sistema estresado por la cantidad de gente que se quiere hisopar, sobre todo los que son contacto estrecho”, dijo a Infobae el intendente de una importante localidad turística de la costa bonaerense.
El Gobierno no tiene establecido un número de referencia para la toma de medidas. Por ahora, lo que menos quiere es retrasar el avance de la incipiente recuperación económica post-aislamiento por la pandemia, en un contexto de crisis económica y alta inflación. Festejan el alto nivel de ocupación -que consideran récord en la última década, por el Previaje-, pero a menos de una semana del comienzo de la temporada, miran a diario los números de coronavirus y reciben con preocupación los reportes sobre las consecuencias en la dinámica vacacional que llegan desde los destinos turísticos. Por ahora, evaluarán cómo continuar día a día. Esa es la instrucción directa que recibieron desde la Casa Rosada.