Las estimaciones más optimistas calculan que se podría recuperar la mayor parte de los depósitos que salieron del sistema financiero, por un total de USD 14.000 millones en los últimos cinco años.
Aunque las expectativas iniciales eran moderadas respecto del alcance del blanqueo de capitales que se aprobó en junio en el marco del Paquete Fiscal, las estimaciones respecto de los resultados mejoran día a día. A tal punto que, tras la fuerte suba de depósitos en dólares que se registró en las últimas semanas, por una cifra mayor a los USD 5.000 millones, se presume ahora que incluso todo el volumen de depósitos que se salió del sistema financiero desde agosto de 2019, podría volver a los bancos.
En ese momento, el último día hábil anterior a las PASO de ese año, un punto de inflexión en el que se inicia el proceso de fuga de depósitos ante la alta incertidumbre que generaba entre los ahorristas el advenimiento de la gestión del ahora ex presidente Alberto Fernández, los depósitos en dólares totalizaban los USD 32.500 millones. Esa cifra se redujo a menos de la mitad pero desde que asumió Milei, empezó a recuperarse.
El blanqueo tuvo -y todavía tiene- un impacto clave en ese proceso. Tras la suba registrada, las colocaciones en dólares del sector privado rozan hoy los USD 20.000 millones, lo que equivale a un crecimiento de 38,5%, que llevó los depósitos al nivel más alto desde el pico de hace cinco años. Se prevé que la cifra crezca sustancialmente hasta fin de mes y, eventualmente, se mantenga al alza hacia fin de año. “Dado que este blanqueo está enfocado a los pequeños inversores y en el fortalecimiento de reservas, lo natural sería que vuelvan al sistema financiero buena parte de los casi USD 14.000 millones de depósitos en dólares del sector privado que salieron después de las PASO de 2019″, sostuvo la consultora financiera Adcap, donde destacaron que por el momento, el mayor impacto se observa principalmente en los bancos, donde ya se registró la apertura de 23.000 cuentas destinadas al plan de exteriorización de activos.
“Según nuestras estimaciones conservadoras, los argentinos tenemos como mínimo USD 100.000 millones en las 850.000 cajas de seguridad. Dado el carácter más conservador de este tipo de inversor, que prefirió resignar tasa de interés para mantenerse fuera del alcance del Estado (no solo por el aspecto fiscal sino también por otros riesgos como el reperfilamiento, corralito, etc), esperamos que el comportamiento natural se dirija a activos más conservadores y menos expuestos a los vaivenes de la política como son las Obligaciones Negociables que rinden cerca alrededor de 8% de yield”, agregó el análisis de AdCap.
El aumento del volumen de depósitos es una excelente noticia para el Gobierno ya que se trata de una inequívoca señal de confianza tras la experiencia del último blanqueo, que fue récord al superar los USD 100.000 millones, pero luego esos ahorristas sufrieron un incremento de las tasas impositivas que se habían fijado al momento de blanquear. Lo es también porque tiene impacto en las reservas brutas del Banco Central. De hecho, los encajes bancarios aumentaron USD 2.000 millones en los últimos meses. Sin embargo, esos fondos no contribuyen al aumento de las reservas netas, la meta fundamental de la política cambiaria y lo que otorga verdadera capacidad de fuego a la hora de enfrentar tensiones devaluatorias.
De todos modos, un nivel más alto de reservas brutas líquidas otorga un mayor margen de acción, lo cual mejora la foto general de la posición del Banco Central. “El blanqueo toma impulso. Pero solamente la multa aporta a las reservas netas y como las Cuentas Especiales de Regularización de Activos (CERA) son tan atractivas, incluso un blanqueo exitoso podría aportar poco a las netas (sí mucho a las brutas)”, observaron en la consultora financiera 1816 donde destacaron que en el caso del que el blanqueo terminara con una aceptación importante, “le daría algo de oxígeno por el lado de las reservas brutas (por la disponibilidad de divisas de los encajes), pero hay que ver hasta dónde puede estirar la cuerda del ‘siga-siga’ en materia cambiaria”.