Argentina deberá buscar variantes para poder atacar y doblegar a la muralla polaca.
Pasó el primer temblor. Ese terremoto de emociones que provocó la disputa de una final anticipada por la necesidad en el partido contra México. Pero ahora llega otra final. A favor, Argentina sigue dependiendo de sí misma. Así lo entendió en el segundo tiempo contra el Tri, que le cedió la pelota hasta caer en su propia trampa.
El equipo de Scaloni se había adueñado del balón en la primera parte, pero sin apropiarse del partido. En los segundos 45 minutos, sobre todo con el ingreso de Enzo Fernández (se impone como titular) Argentina encontró mayor fluidez en su juego y a un Messi que desató el desahogo.
Pasó el momento bisagra. Esa tensión que se sentía porque un paso en falso te expulsaba tempranera y sorpresivamente de Qatar. Pero esa presión vuelve a aparecer en el tercer y definitivo partido de la fase de grupos. Argentina tiene el futuro en sus pies pero, lógicamente, también depende de lo que haga su rival. Sin entrar en cuentas matemáticas, debe ganar para no depender de otro resultado y llegar a los octavos de final.
Polonia es un rival muy diferente a Arabia y a Mexico. Es una selección que se siente cómoda en su estructura defensiva y que buscará siempre a su faro y emblema Robert Lewandowski para que finalice las jugadas. El mismo que despojó del lugar de The Best, según FIFA, a Cristiano Ronaldo y a Messi el año pasado.
Delantero, goleador, potente, a quien de “grande” le llegaron los mejores momentos. El mismo que evidenció con sus lágrimas toda su emoción tras convertir frente a Arabia, en la victoria por 2 a 0. Había fallado un penal contra México, partido parejo que terminó empatado. La capacidad goleadora del 9 de Polonia se fundamenta en su preparación física y en su alimentación. Sigue al pie de la letra una dieta donde desayuna todos los días atún y tiene prohibido ingerir todo lo que contenga gluten o lactosa.
En los duelos personales, Messi y Lewandowski se enfrentaron tan solo tres veces, cuando el polaco era delantero del Bayern Munich, y Leo era el 10 del Barcelona. Lewandowski se quedó con la victoria en 2 de los 3 partidos. Messi le ganó una vez y marcó dos goles. La figura polaca descata permanentemente el poderío de la Selección Argentina. “Es un equipo excepcional, una de las favoritas a ganar”, responde Lewandowski cada vez que le preguntan.
Polonia es un duro y rudo rival, que conoce sus limitaciones y explota sus virtudes. Juega mucho a la segunda pelota, con su arquero Wojciech Szczęsny sacando largo a “el cuerpo” (así lo apodan a Lewandowski por la cantidad de horas que pasa en el gimnasio) y la línea de volantes arrimándonse al 9 para pescar el rebote. Tiene jugadores altos y fuertes en el juego aéreo. En ese aspecto, Argentina tiene que estar atenta.
Es una selección muy nacionalista, con mucho sentido de pertenencia que muestra un fútbol intenso y muy físico. Probablemente defiendan cerca de su arquero, pero cuando la recuperan sus volantes pasan rápido la mitad de la cancha.
Además de Robert, hay otros puntos altos en el equipo. El arquero, de la Juventus, Wojciech Szczęsny, está en un gran nivel y fue figura en las dos primeras presentaciones del Mundial. Después de atajarle un penal a Arabia, le puso picante a la previa. El 1 polaco aseguró que tiene estudiado a Messi en los penales y que lo está esperando. Otro jugador clave es el mediocampista Piotr Zielinski, llega al gol y es el armador del juego polaco.
Un dato color que marca el estilo rival, al entrenador Czeslaw Michniewicz lo apodan “el Mourinho polaco”. Se viene otra final en la que Argentina deberá buscar variantes para poder atacar y doblegar a la muralla polaca. Que tiemble todo y que se abra el camino para alcanzar los octavos el final.