El PP gana las elecciones, pero no le da para gobernar; los socialistas resisten e incluso mejoran sus resultados y ahora todo dependerá de Bildu, Esquerra y Junts (el partido del catalán Carles Puigdemont).
La noche del 23 de julio dejó dos victorias y dos derrotas. Alberto Nuñez Feijóo ganó las elecciones generales pero con toda seguridad ha perdido el Gobierno. Pedro Sánchez perdió los comicios pero tiene muchas probabilidades de reeditar un Gobierno de coalición. Victoria amarga para Feijóo y posibilidad para Sánchez, al que muchos daban por muerto. Ahora todo queda en manos de los nacionalistas. Los independentistas tienen la llave de la gobernabilidad en España. Sobre todo, Junts, el partido independentista catalán de Carles Puigdemont (en Bélgica para no ser detenido en España), que en un principio ha amenazado con el bloqueo. No se descarta el escenario de una repetición electoral.
“Nos jugamos el modelo de país que queremos”, señaló el domingo por la mañana Alberto Nuñez Feijóo tras depositar su voto en las urnas. Las expectativas en Génova eran altas –llegaron a pronosticar 168 diputados–, aunque es cierto que según fue avanzando la campaña se fueron moderando. Pero nadie se esperaba este resultado. El PP ha ganado 47 escaños respecto a 2019, pero la sensación anoche era agridulce en la sede popular. Fúnebre, para algunos. Porque se conformaban con 150 escaños. Y al final se quedaron en 136. Todos eran conscientes de que habría que pactar con Vox para llegar a La Moncloa, pero el batacazo de la extrema derecha ha sido tan notorio –pasa de 52 a 33 diputados– que los números no dan. Los 169 que suman ambos quedan lejos de la mayoría absoluta de 176.
Así que ahora Feijóo no solo se juega “el modelo de país” que quería, ahora se juega también la consolidación de su liderazgo dentro del PP. Ayuso, cuya cara era un poema, fue vitoreada por los militantes mientras Feijóo hablaba desde el famoso balcón de Génova. Este lunes hay Junta Directiva Nacional y el político gallego recalcará a su cúpula y a los barones que, como ha ganado las elecciones, intentará formar Gobierno. Sabe, no obstante, que los números no le llegan. Para la investidura la hacen falta 176 votos. Solo tiene 169. Puede contar con el diputado que ha logrado los conservadores navarros de UPN (170) y difícilmente con el de Coalición Canaria, que ya rechazó en campaña prestar su apoyo a un Ejecutivo en el que esté la extrema derecha.
Feijóo no puede contar con los socialistas en una hipotética abstención. En el debate a dos con Pedro Sánchez celebrado en Atresmedia, el único en el que los dos se han visto las caras, el líder popular intentó que Sánchez se comprometiera a permitir que gobernara la lista más votada. No lo consiguió. Los socialistas critican el cinismo del líder popular que, por ejemplo, ha hecho todo lo contrario en comunidades como Canarias y Extremadura, donde el PP no ha permitido que gobierne la lista más votada. Por ese lado el PP no tiene nada que rascar.
Porque estas elecciones no iban de partidos, iban de bloques. PP y Vox por un lado para derogar el ‘sanchismo’, y el resto por otro para que la ultraderecha no “hiciera retroceder a España 40 años en un túnel tenebroso”. Ha sido, además, una campaña sucia, donde ambos candidatos han vertido mentiras y medias verdades, donde se ha criticado desde la fecha electoral –en plenas vacaciones– y se ha puesto en duda la validez del voto por correo. Sin olvidar el ‘que te vote Txapote’, que anoche fue jaleado por los simpatizantes que se dieron cita en Génova. Una proclama que ha movilizado al votante progresista. También ha sido una campaña donde Feijóo ha ido de más a menos. Su negativa a no participar en el debate a cuatro, algo que muchos consideraron un error, y la llamativa reactivación de la polémica por su antigua amistad con el narcotraficante y contrabandista Marcial Dorado, tampoco han ayudado.
Feijóo ha pedido ya que Sánchez y el resto de fuerzas no bloqueen su investidura. Pero es que las cuentas no salen. PSOE y Sumar reúnen 153 apoyos. En 2019 PNV -nacionalistas vascos- y BNG votaron a favor de Sánchez. Con los resultados obtenidos este domingo son otros seis votos. EH Bildu ha obtenido seis escaños y Arnaldo Otegi ya señaló anoche que nunca permitirán un gobierno de PP y Vox. Y luego está Esquerra, que aunque ayer también sufrió un mal resultado, bajando de 13 a 7 diputados, podría dar sus votos a una hipotética investidura de Sánchez, que contaría entonces con 172 votos. “Aquí el dilema es Cataluña o Vox”, señaló Gabriel Rufián.
A Sánchez le faltarían cuatro votos. Le servirían los siete de Junts, que aseguran “que no le deben nada a nadie”. La mayoría absoluta es necesaria en la primera votación de investidura en el Congreso. Si no se alcanza, hay una nueva votación 48 horas después en la que es suficiente la mayoría simple, es decir, más ‘síes’ que ‘noes’. Aquí serán fundamentales las abstenciones. Es decir, bastaría con la abstención de Junts, que defiende el referéndum secesionista y quiere que Carles Puigdemont pueda volver a Cataluña. Un precio quizás demasiado alto para Sánchez.
Así que el bloqueo es una realidad. Las Cortes se constituirán el 17 de agosto. Ese día se elegirá a los presidentes de ambas Cámaras y el resto de miembros de la Mesa (cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios). Después, el rey se reúne con cada representante político, empezando por el que menos representación ha obtenido en el Congreso y acabando por el que más. Tras esta ronda de consultas, el jefe del Estado será quien proponga el nombre del candidato a presidente del Gobierno. Feijóo quiere serlo, pero en un principio no cuenta con los apoyos. Puede ser entonces la oportunidad de Sánchez, que sigue escribiendo capítulos de su manual de resistencia.
El futuro de la izquierda
“Nos daban por muertos, pero lo que viene ahora va a ser difícil de gestionar”, señalan desde el PSOE. Y es que la aritmética parlamentaria que ha salido de las urnas este domingo es compleja. Pedro Sánchez ha aguantado el tipo, ganando dos diputados y 700.000 votos. El PP ha ganado las elecciones al PSOE por poco más de 300.000 papeletas. Queda por delante un intenso verano de negociaciones. Otra victoria amarga ha sido la de Yolanda Díaz. Sumar no ha sorpasado a Vox e irrumpe como cuarta fuerza política del país. Puede ser una formación relevante, pero el número de escaños que ha obtenido (31) es inferior al que Unidas Podemos y sus socios obtuvieron hace cuatro años (38). Habrá que hacer ahora balance y reflexionar, y ver si el veto a Irene Montero y la mala relación con un sector de Podemos han pasado factura. También tocará comprobar si Yolanda Díaz consigue consolidar un proyecto con tantas sensibilidades, formado por una amalgama de una quincena de formaciones.
En el País Vasco y Cataluña los resultados también han sido relevantes. A nivel interno, Bildu -independentistas vascos, herederos de la extinta banda terrorista ETA- le arrebata la hegemonía al PNV (las elecciones vascas son el año que viene). Y en Cataluña, las fuerzas independentistas –aunque ahora son claves en Madrid– han perdido nueve diputados (la CUP desaparece del Congreso). Este resultado revela que la política de Sánchez, que ha apostado por los indultos a los líderes del proces y la creación de una mesa de diálogo, ha sido premiada por los catalanes. Todavía queda por recontar el voto extranjero, cuyos resultados se harán públicos a finales de semana. Aún puede variar algún diputado. El panorama político español queda completamente abierto y la investidura en el aire.