La Justicia embarga los derechos de la obra de Borges

Cultura

La viuda y albacea del escritor fallecido en 1986 perdió el juicio contra Pablo Katchadjian, al que acusó de plagio en 2009 por “El Aleph engordado”. 


Los derechos de la obra de Jorge Luis Borges, el máximo escritor argentino y uno de los más importantes de nuestra lengua, quedaron momentáneamente embargados. Se trata de un juicio por los gastos de otro juicio que aún no se pagaron. Como María Kodama es la titular, sino salda la deuda que la Justicia le exige, los derechos de Borges se rematarán. ¿Qué ocurrió antes? ¿Cómo comienza esta historia?

El escritor argentino Pablo Katchadjian, reconocido por sus obras experimentales como Qué hacer y El Martín Fierro ordenado alfabéticamente, publicó en 2009 El Aleph engordado. Como el título lo indica, se trata de una operación literaria que consistía en “engordar” el emblemático cuento de Borges. Al texto original le agregó 5600 palabras y publicó esa obra en una edición pequeña de apenas 200 ejemplares.

Nunca omitió que se trataba de un experimento: la referencia a Borges siempre estuvo clara, más allá de que no habría forma de ocultarla. Tampoco hubo alguna motivación económica ya que era una tirada ínfima. De todos modos, Kodama, viuda y albacea del autor fallecido en 1986 le inició juicio acusándolo de plagiar y adulterar la obra original. Durante los años que duró el proceso hubo un inmenso apoyo de diversos escritores a Katchadjian como nunca se vio en el gremio.

El desenlace ocurrió en 2017: Katchadjian ganó el juicio y este asunto se dio por terminado. En el fallo se “concluyó que no existían dudas de la intención literaria que guió la intervención de Katchadjian sobre el texto de Borges”, y “del peritaje surge nítidamente que El Aleph engordado constituyó la creación de un texto nuevo, generado a partir de un procedimiento literario reconocido en el paradigma que guía la literatura contemporánea y que clásicos como el mismo Borges habían aceptado”.

“Por una cuestión personal le inicié juicio en marzo del año pasado”, le dice a Infobae Cultura el abogado de Katchadjian, Ricardo Strafacce. “Como está en mora y no me pagó, reclamé que se embarguen los derechos sobre la obra de Borges. Si no me paga, esos derechos salen a remate público. Es el Juzgado Civil que reclama los honorarios a Kodama. Su abogado ya se comunicó, así que supongo que me pagará la semana que viene como mucho”.

En el fallo del Juzgado Civil que hoy salió a la luz se lee que, “por las sumas antes mencionadas, vale decir $688.500 con más la de $200.000, trábese embargo ejecutivo sobre los derechos de autor de la obra de Jorge Luis Borges y que pudiera corresponder a la ejecutada María Kodama. A tal fin líbrense oficiso a las editoriales Random House S.A y Editorial Planeta S.A, adjuntándose copia del presente despacho junto con la documentación acompañada en el escrito de inicio”.

Ese es el monto que tiene que pagar la ahora intimada: 888.500 pesos, destinados a abogados, peritos y tasa de justicia. Esto se dirimió a fines del año pasado, la novedad de hoy es que, de no pagar, los derechos de Borges se rematan. Por tal motivo fueron notificadas las dos editoriales autorizadas por Kodama para publicar la obra del gran autor argentino. De todos modos, en el ajedrez de la justicia se dar por entendido que el pago se realizará en los próximos días.

Es, sin dudas, un acontecimiento histórico para la literatura argentina. Strafacce, que además de abogado es autor de Osvaldo Lamborghini: una biografíaLa escuela neolacaniana de Buenos Aires y El galpón entre otros libros, recuerda que “Germán García y Carlos Correas recibieron un año de prisión en suspenso. Ambos casos fueron por publicaciones obscenas. Lo de Katchadjian es algo totalmente distinto porque fue acusado de defraudación de propiedad intelectual”.

“Más allá de que es una satisfacción profesional y de que son unos mangos, que ella hubiera ganado hubiese generado en los escritores jóvenes un proceso de autocensura. Por eso también es importante. Estas aventuras judiciales de Kodama no son gratis, porque le va a salir casi un millón de pesos. Aunque un millón de pesos para ella no es nada con todo lo que habrá cobrado”, concluye y en su voz, del otro lado del teléfono, se percibe cierta tranquilidad.

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