El dirigente salteño y el gobernador de Córdoba inauguraron un frente que apuesta a romper la polarización.
Pocos minutos antes de las 13, el ex gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey (53), llegó ayer a la Casa de Córdoba en la Ciudad de Buenos Aires, en Avenida Callao al 300. Juan Schiaretti (73), gobernador de esa provincia, lo esperaba en su oficina para tener una almuerzo y sacarse una foto de alto contenido político: ambos dirigentes se juntaron para formalizar el lanzamiento de un espacio peronista “antigrieta” que los tendrá a los dos como candidatos a presidente. La reunión fue extensa y muy política.
“Es momento de trabajar más que nunca por los argentinos. Con Schiaretti sabemos que hacer lo de siempre es hacer un nuevo fracaso. Somos muchos los que queremos trabajar distinto para que el país recupere la esperanza”, tuiteó Urtubey por la tarde, tras salir del encuentro. Minutos después, el esquema de comunicación de ambos dirigentes hizo circular un comunicado que dejó clara la intención del cónclave: “Construirán un espacio político superador, por fuera de la grieta en el que ambos competirán por la candidatura presidencial”.
Schiaretti y Urtubey serán dos de los candidatos a presidente de un espacio que busca ampliarse a otros sectores, más allá del peronismo “no kirchnerista”. Ante la consulta, en el entorno de ambos deslizaron que el armado contará con nombres de dirigentes peronistas de la provincia de Buenos Aires, del socialismo de Santa Fe y de otros partidos provinciales.
La idea tomó color en un encuentro que el cordobés y el salteño tuvieron en octubre y se formalizó ayer. Schiaretti, en tanto, se lanza a esta aventura presidencial sin descuidar su territorio, donde impulsa la candidatura a gobernador de Martín Llaryora.
En territorio bonaerense, el nuevo frente tiene nexos con dirigentes como Florencio Randazzo, Graciela Camaño y Alejandro “Topo” Rodríguez. Si bien no hay nada confirmado aún, el diálogo con esos dirigentes es avanzado. En tanto, la pata santafesina la aportarán los legisladores socialistas Mónica Fein y Enrique Estévez. Por parte de Córdoba se unirán los tres diputados del Interbloque Federal que responden a Schiaretti: Ignacio García Aresca, Natalia De la Sota y Carlos Gutiérrez.
Al gobernador de Córdoba y al salteño los une, centralmente, su rechazo al kirchnerismo. El “Gringo” fue tanteado en reiteradas ocasiones por el presidente de la Nación, Alberto Fernández, para adherir al oficialismo. El cordobés siempre se resistió. “El Gringo es un amigo”, dijo más de una vez el jefe de Estado. Es una etiqueta que el cordobés nunca reivindicó en público.
Algo similar ocurre con Urtubey. La última vez que el salteño habló con Alberto Fernández fue en 2017. Fue luego de que el jefe de Estado fuera armador de la campaña de Randazzo en las legislativas de ese año. Al poco tiempo, Fernández se acercó nuevamente a Cristina Kirchner. Con esa idea fue el presidente a verlo al salteño. Justamente ese planteo de retorno al kirchnerismo fue lo que rompió el diálogo entre el ex gobernador y el ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner.
En este contexto, hace varios años que el cordobés insiste con la idea de generar una coalición nueva “desde el interior del país”. De hecho, tanto Urtubey como Schiaretti integraron la otrora Alternativa Federal que lideró Sergio Massa en el alba del 2019.
Esa “ancha avenida del medio”, donde había dirigentes como Roberto Lavagna y Miguel Ángel Picheto, se esfumó el 18 de mayo de 2019, cuando Cristina Fernández de Kirchner anunció en un tuit que Alberto Fernández sería su candidato a presidente y ella su compañera de fórmula. Esa táctica política de CFK consolidó la polarización moderándola. Es decir, generó una implosión de la oferta electoral de centro.
¿Y cuánto margen hay ahora para una alternativa “antigrieta”? Ambos dirigentes están convencidos de que es momento de insistir con un espacio de esas características. En el encuentro de ayer, Schiaretti y Urtubey destacaron que no se van a aliar con el kirchnerismo. “Ni con los K ni con el Frente de Todos”, aclararon en un comunicado.
Los dirigentes apuestan a traccionar votos de partidos del interior que no se sienten representados ni con el oficialismo ni con JxC. A su vez, apelan a pescar en la pecera del peronismo no k, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Tanto en el schiarettismo como en el equipo de Urtubey entienden que una coalición de esas fisonomía puede “forzar” un escenario de cuartos: El FdT, JxC, Javier Milei y la flamante alianza peronista.
La intención de sumar a los gobernadores peronistas distanciados con el Gobierno
El timing para lanzar este espacio no es casual. Surge luego de que se profundice la tensión entre la Casa Rosada con un grupo de gobernadores que solían alinearse con el Frente de Todos. Se trata de Gustavo Bordet (Entre Ríos), Sergio Uñac (San Juan) y Omar Perotti (Santa Fe). Son los tres mandatarios que resistieron la presión del Gobierno y decidieron no acompañar el pedido de juicio político contra la Corte Suprema de Justicia que impulsó el jefe de Estado -como gesto hacia la presidencia del Senado-.
Si bien tanto Schiaretti como Urtubey tienen diálogo con Bordet, Perotti y Uñac, aún no hay conversaciones formales para que esos tres gobernadores oficialistas den el salto a la nueva coalición “antigrieta”. De momento, se trata de tres de las 18 provincias que desdoblarán sus elecciones para no estar atadas a la suerte de Balcarce 50. Al igual que Schiaretti, Perotti y Bordet no tienen posibilidad de otra reelección en sus territorios. Distinto es el caso de Uñac que buscará un tercer mandato consecutivo.
Pese a la distancia de ese grupo de tres gobernadores con el Gobierno, aún no hay indicios concretos que indiquen una fusión con el salteño y el cordobés. Incluso, tanto cerca de Schiaretti como de Urtubey son cautos al respecto. “Lo de la Corte generó confusiones y eso hizo sacar conclusiones muy rápidas. Hay un camino largo hasta alejarse del gobierno. Ahora es muy pronto”, matizó un operador político que frecuenta al ex gobernador de Salta.
Monzó, Stolbizer y Manes: firmes en Juntos por el Cambio
Esa idea de “coalición amplia” que pregonan el mandatario de Córdoba y el ex candidato a vicepresidente pretende picotear votos y dirigentes en ambos lados de la grieta. Urtubey y Schiaretti tienen sintonía y coquetean con referentes de JxC. En abril del año pasado, el salteño organizó una cena en su casa de San Isidro a la que asistieron los diputados Emilio Monzó, Rogelio Frigerio, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y el intendente de Rosario, Pablo Javkin.
De ese grupo, Frigerio y Morales están firmes en JxC. En tanto, el oriundo de Carlos Tejedor tiene buena sintonía con Urtubey, pero no contempla romper la coalición opositora. Más bien, Monzó apela a que JxC sume a dirigentes como Urtubey para evitar fragmentar el voto opositor, especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde no hay segunda vuelta y se gana con un voto de diferencia.
De hecho, Monzó se sorprendió cuando se enteró del lanzamiento de Schiaretti y Urtubey. Pese al buen diálogo, el ex presidente de la Cámara Baja no fue tanteado para integrar esa alianza. Al menos por ahora. Por su parte, Javkin tampoco fue llamado para sumarse al nuevo experimento político y está enfocado en un armado local en su provincia.
Por otro lado, los diputados Facundo Manes (UCR), presidenciable del radicalismo, y Margarita Stolbizer (GEN) tienen buen diálogo con Schiaretti. No obstante, ambos integran JxC y no piensan moverse de ahí -por ahora-. “Es todo muy dinámico, falta mucho, hay que esperar”, desliza un operador del radicalismo que conoce al neurólogo.
Por lo pronto, el schiarettismo y el ex gobernador de Salta pusieron primera. En sus entornos le aseguraron que no quieren “acelerar el armado electoral” y que trabajarán los próximos cinco meses para “darle volumen al espacio” para “generar las condiciones” de un espacio electoral “competitivo”. La moneda está en el aire.