El Indec dará a conocer la semana próxima el número oficial, pero privados la proyectan apenas más baja que en agosto.
Con la postergación de la suba de tarifas para una gran parte del sector residencial, sin suba de prepagas ni el efecto arrastre que sufrió agosto, la inflación de septiembre habría mostrado una leve desaceleración, según los pronósticos de las consultoras privadas y del propio Gobierno, que igualmente no se cansa de advertir que el proceso de baja de la inflación será muy gradual y que recién podría comenzar a visualizarse con mayor claridad a mediados del año próximo. Al menos lo dejó de manifiesto el ministro de Economía, Sergio Massa, quien espera que ello ocurra a partir de una estabilización de la macroeconomía. El gran interrogante es si, aún si eso ocurriera, será suficiente para derribar la actual inercia que adoptaron los precios.
El gran desafío que tiene ahora el equipo económico y el Banco Central (BCRA) es lograr que la merma en el ingreso de dólares por el fin del “dólar soja” no haga revertir la tendencia compradora que tuvo el organismo monetario durante septiembre. Si el Central empieza nuevamente a perder reservas correría el riesgo de que nuevamente crezca la brecha cambiaria y ello no ayude a la desaceleración inflacionaria. Por eso, el Gobierno hace tanto hincapié en mayores controles a las importaciones y sigue dando vueltas la idea de encarecer el dólar turista.
Para la gran mayoría de las consultoras económicas, el número del mes pasado se ubicó por debajo del 7%. También las estimaciones del BCRA rondan el 6,9%. Sin embargo, no se descarta que supere ese número, ya que ese pronóstico suele estar subestimado. Décimas más o menos, lo que queda claro es que la inflación ya tiene un piso de 6,5% y que el año cerrará, según el consenso de los analistas, en una cifra superior al 100 por ciento.
“En un marco en el cual las expectativas continúan desancladas, la fuerte inercia (y creciente indexación) que arrastra una dinámica inflacionaria próxima a los 3 dígitos en 2022 será difícil de desactivar en el corto plazo, con paritarias que intentarán recomponer lo perdido en medio del año electoral; ajustes de tarifas que seguirán su curso; un tipo de cambio oficial que deberá moverse más cerca del ritmo inflacionario y restricciones a las importaciones que seguirían limitando la oferta disponible en el mercado interno”, afirmó el economista Santiago Manoukian, de Ecolatina.
Tras resaltar que el equipo económico apuesta a una fuerte moderación de la inflación en 2023 sobre la base de la astringencia monetaria y la calma financiera -como ya lo dijeron tanto Massa como el titular del BCRA, Miguel Pesce– el economista sostuvo que “el supuesto de que sólo el esquema macro -muy necesario- alcanza para romper la inercia es el factor que mayores dudas arroja”. Manoukian considera que sin un abordaje integral para frenar la persistencia inflacionaria el ritmo de ajuste de precios difícilmente desacelere sustancialmente en 2023. “Un camino posible sería instrumentar un plan de estabilización que implicara un fuerte ajuste inicial del tipo de cambio y las tarifas y un mayor ajuste fiscal al previsto actualmente”, dijo, pero al mismo tiempo reconoció que “no es una alternativa viable políticamente”. Menos aún si se tiene en cuenta que el año próximo hay elecciones y el Frente de Todos se juega su continuidad.
El rubro que más subió fue, una vez más, indumentaria y calzado. En agosto subió 9,9% y fue el disparador para que el Gobierno convocara al sector y promoviera un acuerdo de estabilidad de precios hasta comienzos de diciembre. En ese contexto, la Cámara de la Indumentaria (CIAI) advirtió que no impactaría en el Indice de Precios al Consumidor (IPC), ya que el acuerdo sólo se firmó con unas 60 marcas de ropa, mientras que el Indec releva precios en muchos otros mercados. Además, los precios de septiembre ya estaban fijados cuando se firmó este compromiso, y duplican los del verano pasado.
De acuerdo con las estimaciones de Ecolatina, el segundo rubro con mayor incremento fue “vivienda y servicios básicos”, con 8,9%, y en tercer lugar se ubicó “bienes y servicios varios”, con 7,3%. “Equipamiento y mantenimiento del hogar” también estuvo por debajo del promedio, con 6,9%. El IPC de GBA que realiza esta consultora mostró un avance del 6,8% en septiembre.
Para FIEL, el mes pasado cerró con un alza de precios del 6,1%, por debajo de las expectativas que tienen incluso en el propio Gobierno. El economista Juan Luis Bour precisó que “hubo una desaceleración en la cuarta semana” y la merma respecto de agosto tiene que ver, en gran parte, con la postergación del aumento tarifario, que sí va a impactar en octubre. “Ahí sí debería dar aumentos cercanos o por arriba del 7% porque no sólo estará la suba tarifaria, sino también el traslado a precios de la emisión monetaria que hubo el mes pasado. De todos modos, no veo muchos cambios respecto de lo pronosticado en meses anteriores, cuando ya habíamos planteado que la tasa de inflación se ubicaría por encima del 100%, y va a terminar en eso”, remarcó Bour.
Para EcoGo, septiembre cerró con un alza del 6,7%, algo menos de lo previsto semanas atrás debido a la postergación de las subas tarifarias. De todos modos, la consultora preveía una desaceleración respecto de agosto debido a que en ese mes no sólo hubo suba de prepagas sino que también se produjo el efecto arrastre del fuerte salto registrado en julio. Para el año, prevén 102,7%, ya que “se sumó también el aumento del transporte público para diciembre”, precisó la analista Milagros Suardi.