Los últimos informes oficiales sobre la actividad económica confirmaron una profundización de la crisis.
Lejos de iniciar la tan mentada recuperación en V, la caída de la actividad económica parece profundizarse cada día más. Recientemente, han salido a la luz una serie de informes, tanto oficiales como privados, que confirman el afianzamiento de un escenario crítico, en algunos casos comparable a la época de la pandemia.
Ayer el Indec publicó el índice de producción industrial manufacturero (IPI manufacturero), donde se evidenció una fuerte caída interanual del 16,6% en abril. Lo más preocupante, es que las 16 actividades económicas relevadas por el Indec tuvieron resultados negativos y algunos sufrieron bajas superiores al 30% en el cuarto mes del año. De igual manera, todos los sectores cerraron el primer cuatrimestre con balance negativo.
En paralelo, se dio a conocer el estudio sobre la actividad de la construcción. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo, el sector cayó un 37,2% en abril de este año en comparación con el mismo mes del 2023. Bajaron las ventas de todos los materiales, se contrajo la cantidad de mano de obra contratada y se redujo la superficie autorizada para nuevos permisos de construcción. En resumen, todos los datos fueron negativos.
Claro está, que en ese caso se debe tener en cuenta que, además de la crisis económica que afecta a todas las actividades, el sector de la construcción está sufriendo una inevitable baja por la decisión del Gobierno de eliminar el financiamiento de la obra pública con el objetivo de recortar gastos para priorizar el equilibrio fiscal. Según informaron desde la Cámara Argentina de la Construcción, hay cerca de 4.000 proyectos de obra pública frenados y ya se perdieron 100 mil puestos de trabajo desde la asunción de la administración de Javier Milei.
Por supuesto, los malos datos que arrojaron la industria y la construcción no son casos aislados. Es toda la economía la que está cayendo. De hecho, el último Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) publicado por el Indec, reveló que el primer trimestre del año la economía se contrajo un 5,3%. La retracción de marzo fue la quinta consecutiva, tras los malos resultados medidos en noviembre (-0,9%), diciembre (-4,5%), enero (-4,1%) y febrero (-3%). El último resultado positivo se dio en octubre pasado, cuando el EMAE mostró una variación del 1% a favor.
Asimismo, se perciben otros fenómenos económicos que dejan en evidencia cómo la crisis está impactando de lleno en los hogares. Por citar un ejemplo, tras muchos años en los que se registró la tendencia inversa, en los primeros 4 meses de 2024los argentinos vendieron más dólares de los que compraronen el mercado oficial de cambios.
También en los datos asociados al consumo se ve con claridad el efecto de la recesión. En marzo pasado, las ventas de los supermercados sufrieron una caída interanual del 9,3%, mientras que los centros de compras registraron una baja del 11,3%.
Contexto y perspectivas
Como lo demuestran los números, el escenario económico es verdaderamente delicado. “Tenés un contexto extraordinariamente recesivo donde las caídas de las ventas que se están viendo son muy agresivas. Hay sectores en los que las caídas son del 45%, 50% o 30%. En el caso del consumo masivo llegó al 12%”, enumeró la economista Marina Dal Poggetto de EcoGo en declaraciones a Radio Rivadavia.
“La proyección nuestra de producto mensual nos da 10% de caída en marzo y 3,6% promedio de caída en el primer trimestre. Son niveles de caída similares a la recesión del 2019 y un poco menos de lo que viste en la pandemia cuando cerró todo. Es muy brusca la caída y la pregunta es cuáles son los drivers que te sacan de acá”, concluyó Dal Pogetto.
Para la consultora Orlando J. Ferreres, la actividad económica se contrajo 3,1% en abril y cerró el primer cuatrimestre con una retracción del 6,3%. Aun así, se mostraron algo más optimistas de cara al futuro, siempre que el Gobierno consiga algunos objetivos de relevancia. “Para los próximos meses no esperamos una rápida recuperación, aunque los sectores más orientados al mercado externo continuarán empujando positivamente, mientras que sectores como industria, construcción y comercio podrían empezar a mostrar alguna mejora en la medida en que se afiance la baja de la inflación, comience una recomposición de los ingresos, se avance con la unificación cambiaria y se reactive el crédito”, comentaron.
Desde la consultora LCG, un informe advierte que puede haber un piso en la baja de la actividad en abril, pero a la vez no espera que “la recuperación próxima sea suficiente para compensar la caída de estos últimos meses”. La previsión para el año 2024 sostiene datos tan negativos como los que ayer dio a conocer el Indec para abril: LCG espera para este año una caída de la industria de -12,3% y de la construcción de -32%.
Además, la consultora advierte otros riesgos: “Se empieza a entrever la necesidad de un nuevo ajuste de precios relativos, principalmente de tarifas (y a la larga, también del tipo de cambio, aunque el gobierno puede sostener el crawling peg un tiempo más) que en muchos casos son parte de la matriz de costos de estos sectores.”
Aun justificando el ajuste fiscal, otras voces resaltan lo agudo de su implementación. “Había que hacer una corrección de precios relativos, sin dudas, pero no hay en la historia de salidas de regímenes populistas un ejemplo donde se haya hecho tan brutalmente. Hay salarios viejos con precios nuevos. Es insostenible. Eso profundizó la recesión. No solo quitaste gasto que te tiró abajo el nivel de actividad, sino que estos precios que liberaste te generaron que el ingreso de las familias para consumir en otras cosas sea menor. Se profundizó la recesión y su proyección, sin el agro, es de magnitudes históricas. Puede llegar a ser cercana al 6% y ubicarse como la sexta recesión más profunda de la historia contemporánea argentina”, declaró el economista Federico Poli a FM Milenium.