Los servicios de inteligencia de Kiev señalaron el riesgo de provocaciones a gran escala por parte de las tropas del Kemlin durante este viernes, incluyendo campañas de bombardeos.
La invasión ilegal de Rusia a Ucrania cumple este viernes un año, en la que la ex república soviética opuso una encarnizada resistencia a las tropas rusas e infligió, con respaldo occidental, inesperados reveses a las fuerzas de Vladimir Putin.
Los rusos entraron en Ucrania el 24 de febrero de 2022, dando inicio al peor conflicto en suelo europeo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Doce meses después, numerosas ciudades ucranianas quedaron en ruinas, una parte del país vive bajo ocupación rusa y el balance de muertos y heridos en cada bando supera los 150.000, según estimaciones occidentales.
Durante la jornada de este viernes, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, dará una conferencia de prensa y se realizarán ceremonias en ciudades simbólicas de los padecimientos de la guerra, como Bucha, en las afueras de Kiev, teatro de una masacre de civiles imputada a las fuerzas rusas.
La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, asistirán este viernes en la capital estonia de Tallín a los actos con motivo del 105 aniversario de la fundación de la república báltica. Allí está previsto que se pronuncien también sobre la situación en Ucrania en una rueda de prensa conjunta con el presidente y la primera ministra estonios.
La Asamblea General de la ONU aprobó este jueves por 141 votos a favor, 7 en contra y 32 abstenciones una resolución que exige que Rusia “retire de inmediato, por completo y sin condiciones todas sus fuerzas militares” de Ucrania.
China, que se abstuvo en esta votación, presentó una propuesta de “solución política” al conflicto, en la que urge al diálogo, advierte contra el uso de armas nucleares e insta a no atacar a civiles.
“Todas las partes deben respaldar a Rusia y Ucrania para trabajar en la misma dirección y reanudar el diálogo directo lo más rápido posible”, dijo el ministerio chino de Relaciones Exteriores en este documento de doce puntos.
Los servicios de informaciones ucranianos señalaron el riesgo de “provocaciones en gran escala” por parte de Rusia durante este viernes, incluyendo campañas de bombardeos.
En París, la Torre Eiffel se iluminará con los colores amarillo y azul de la bandera ucraniana.
En Londres, se llevará a cabo un minuto de silencio frente a la embajada rusa, en presencia de diputados y diplomáticos.
En Berlín, el jefe de gobierno alemán, Olaf Scholz, participará en una ceremonia junto al embajador ucraniano y se realizará una protesta frente a la embajada rusa.
Entretanto, Zelensky destacó este jueves la determinación de sus compatriotas.
“No nos hemos quebrado. Hemos superado muchas pruebas y triunfaremos. Pediremos cuentas a todos los que trajeron este mal y esta guerra a nuestra tierra”, afirmó.
Los ucranianos admiten su cansancio tras un año al ritmo de alertas antiaéreas y privados con frecuencia de electricidad y agua por los bombardeos, pero confían en un desenlace favorable del conflicto.
“La victoria será nuestra y todo irá bien. Espero que esto termine pronto”, afirmó Sofia, una habitante de Kramatorsk (este).
Oksana, de 60 años, admite “vivir con miedo” y espera “la paz”. “Queremos que esta guerra termine, estamos cansados de vivir así”, comenta.
Putin pone la mirada en Occidente
Putin, por su lado, acusa a las potencias occidentales de “atizar el conflicto ucraniano” con el fin de “acabar” con Rusia y el miércoles afirmó que su país está luchando en Ucrania por sus “tierras históricas”.
En Rusia, parece poco probable que las dificultades en el frente o la movilización de cientos de miles de jóvenes provoquen protestas, dado que las críticas al ejército son duramente reprimidas y las personalidades opositoras se hallan exiliadas o encarceladas.
El jueves, los moscovitas interrogados por la agencia de noticias AFP oscilaban entre la desesperanza y la indiferencia.
“No veo ningún futuro. No veo ningún interés en tener hijos ni en desarrollar mi cerebro. ¿Para qué?”, afirmó Ruslan Melnikov, un maestro de 28 años.
Liubov Iudina, una agente de seguridad, de 48 años, sostiene que durante este año “no hubo ningún cambio” en su vida, aunque los hijos de muchos de sus amigos fueron movilizados.
“Algunos murieron. Pero así son las cosas”, dijo.
Rusia apostaba inicialmente por una victoria rápida que permitiera mantener a Ucrania dentro de su esfera de influencia.
Pero actualmente parece concentrar su objetivo en las cuatro regiones del este y el sur que proclamó bajo su soberanía y en revertir sus últimos reveses militares con la conquista de Bakhmut, asediada desde hace meses.
Las potencias occidentales impusieron una serie de sanciones contra Rusia, y en particular contra sus exportaciones de gas y petróleo y los sectores bancario, aéreo y de defensa.
Estados Unidos y los países de la Unión Europea (UE) aportaron ayudas por más de 128.000 millones de euros (135.000 millones de dólares) a Ucrania, según el Kiel Institute for the World Economy.
Washington anunció el jueves que prepara nuevas sanciones “considerables” y un nuevo paquete de ayuda militar de 2.000 millones de dólares.
Reunidos en India, los ministros de Finanzas del G7 discutieron nuevas sanciones y aumentaron su respaldo económico a Kiev hasta 39.000 millones de dólares.