El PJ se reunirá la semana que viene para ponerle fecha a la elección y armar la mesa de acción política

Política

La dirigencia peronista reactiva la vida partidaria con el objetivo de movilizar la militancia y empujar la construcción de una nueva alternativa al gobierno de Javier Milei.


El consejo nacional del Partido Justicialista (PJ) se reunirá el próximo martes 14 de mayo en la sede histórica de Matheu 130. En la agenda hay dos temas para tratar que son centrales para el futuro del partido: la definición de la fecha de las elecciones y la conformación de la mesa de Acción Política, que tiene como objetivo ser una terminal para construir una alternativa al gobierno de Javier Milei.

La presidencia del consejo, que es la misma que la del partido, quedó vacante luego de que el ex jefe de Estado Alberto Fernández pidiera licencia en el cargo y el Congreso del PJ decidiera continuar sin que ninguno de los cinco vicepresidentes que lo seguían en el orden jerárquico asuma en su reemplazo hasta completar el plazo de la gestión.

El mandato de Fernández y de todas las autoridades vence en marzo del 2025, por lo que la intención de la dirigencia es acordar una fecha para los comicios que sea en los últimos meses del año. De la reunión que se lleve a cabo en seis días debería salir el día exacto para que se realice la elección. Con esa fecha impresa en el calendario, empezarán a trabajar en las afiliaciones y la composición del padrón electoral.

El consejo hoy está a cargo de cinco vicepresidentes: Cristina Álvarez Rodríguez, Axel Kicillof, Analía Rach Quiroga, Juan Manzur y Lucía Corpacci. Y entre sus consejeros tiene a dirigentes de distintos sectores del peronismo como Santiago Cafiero, Héctor Daer, Alicia Kirchner, “Wado” de Pedro, Victoria Tolosa Paz, Gustavo Bordet, Jorge Taiana, Eduardo Valdés, Víctor Santa María, Fernando Espinoza y Sergio Uñac.

En esa mesa se definió que las elecciones que se convoquen deben ser abiertas para todos los sectores del peronismo. Eso implica abrirle las puertas a dirigentes que se alejaron del núcleo duro del espacio político -que forma la columna vertebral de Unión por la Patria- como Guillermo Moreno, Miguel Pichetto, Juan Schiaretti y Martín Llaryora. Variedad de nombres y realidades diferentes.

En los hechos, el peronismo cordobés no tiene ninguna intención de volver al PJ Nacional e interactuar con el kirchnerismo bajo el mismo techo. De todas formas, los dirigentes que forman el partido tratarán de gestionar la amplitud a través de una mesa de Acción Política, similar a la que se constituyó después de la intervención del partido durante el gobierno de Mauricio Macri.

La idea es que esté conformada por representantes de todos los sectores y que esos nombres propios sean los encargados de gestionar la apertura del esquema político. Es decir, que trabajen para acercar dirigentes desencantados, tejer alianzas nuevas, limar asperezas del pasado y reencausar relaciones tortuosas de un proceso político que dejó heridas profundas.

En el peronismo quieren que el partido funcione como una de las terminales desde donde se discuta la renovación de liderazgos, una actualización de la agenda temática y un ordenamiento de la estructura política. Que tenga vida activa y que sirve para nuclear a una dirigencia dispersa, que por este tiempo sufre una fuerte crisis de representatividad, debido a la falta de una conducción política abarcativa.

El congreso partidario, que se realizó el 22 de marzo, fue un hervidero. El intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray; el ex gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá; y el ex ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni, cuestionaron en voz alta el mecanismo de toma de decisiones del peronismo, apuntando, sin nombrarlos, contra Máximo Kirchner y sus principales lugartenientes de La Cámpora.

Gray, que es uno de los principales impulsores del fin del ciclo de liderazgo de Cristina Kirchner, dijo que la elección que pasó se había perdido por “una cúpula de dirigentes cerrada y mezquina que con lapicera y el dedo, eligieron los candidatos sin escuchar a nadie”. En un discurso que le valió una posterior ofensiva del camporismo, aseguró que el peronismo no podía seguir “con las mismas caras” y haciendo “las mismas cosas”.

En su discurso Berni apuntó directamente al consejo partidario. “¿Desde cuándo los peronistas pedimos permiso? ¿Desde cuándo le vamos a pedir permiso al consejo para que tenga en cuenta a los compañeros del interior? Vamos a abrir el consejo a las patadas si es necesario. No podemos acostumbrarnos a la derrota y agarrarnos a la cultura del fracaso”, sentenció.

“Hablan de unidad. Hagan la unidad con nosotros que no estamos adentro del consejo. No tenemos ningún representante”, se quejó Rodríguez Saá. Sus voces representan a la de varios dirigentes del interior que exigen tener mayor participación en el armado de la estrategia política del peronismo y estar en la mesa de decisión partidaria. Por eso los reclamos fueron todos en la misma línea y direccionados al núcleo duro del kirchnerismo, donde se pasan de mano en mano la lapicera que define el armado de listas legislativas.

A partir de la semana que viene el peronismo tratará de dar un nuevo paso en la discusión renovadora que lo atraviesa. Un paso hacia adelante, a la espera de encontrar un rumbo y despertar una discusión partidaria que incentive a la militancia e intente, al menos por un rato, bajar los decibeles de la interna que vive en el corazón del esquema político de Cristina Kirchner.

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