El Gobierno acelera el proceso de licuación de los pasivos del Banco Central a través de otra baja de tasas

Economía

Reducir y finalmente eliminar la emisión monetaria por este mecanismo es una de las obsesiones de Javier Milei, sobre todo para definir una apertura del cepo cambiario.


La nueva baja de tasas de política monetaria de 80% a 70% anual puede tener varias lecturas posibles, pero una parece ser la más plausible al menos en este momento: acelerar el proceso de licuación de pasivos del Banco Central, uno de los aspectos claves para liberar el cepo cambiario. El motivo es que en la medida que bajen las tasas, la emisión monetaria automáticamente destinada a pagar la deuda colocada a los bancos baja sustancialmente.

Existen otros aspectos que pueden estar también vinculados con la baja de tasas. Uno de ellos es la promoción del crédito. Sin embargo, en los bancos reconocen que la demanda continúa deprimida. En el caso de las empresas, porque cayó fuerte el nivel de actividad y poseen mucho stock remanente, por lo que no tiene sentido endeudarse. Algunas aprovechan líneas subsidiadas de bancos públicos, ya que la tasa de interés en ese caso es fuertemente negativa.

Otro de los aspectos que puede desencadenar una reducción de tasas es una mayor demanda de dólares, porque pierde atractivo la colocación en moneda local. Pero por ahora no fue ése el caso. Un plazo fijo a 30 días pasaría a tener un rendimiento de 5,5% mensual, menos de la mitad de la inflación. Sin embargo, es probable que el inversor se mantenga tranquilo en la medida que el tipo de cambio no se mueva demasiado.

Hoy en realidad parecen ser otros los motivos que mandan sobre la cotización de los dólares financieros. La continuidad del cepo y la posibilidad que tienen los exportadores de liquidar diariamente un 20% a través del contado con liquidación es clave para mantener al tipo de cambio contenido.

En el equipo económico aseguran que la reducción de tasas que se viene llevando adelante está logrando los resultados esperados. Y dicen que el déficit cuasifiscal bajó de un nivel anualizado del 10% que entregó el anterior Gobierno a solo 4% actual, que se seguirá reduciendo por la baja de las tasas.

Uno de los objetivos que tiene el BCRA es que al menos parte de los fondos que los bancos mantienen en pases pasivos terminen en bonos del Tesoro, es decir que cambiaría el acreedor, reduciendo más el peso sobre la deuda de la autoridad monetaria. Claro que el Gobierno coloca menos títulos por el superávit fiscal alcanzado en el arranque del año. Esos pesos que hoy no tienen lugares atractivos para ir, tarde o temprano se supone que tendrían como destino una expansión del crédito a favor del sector privado.

Otra de las medidas tomadas por el BCRA, en sintonía con la reducción de tasas, fue imponer un encaje de 10% sobre el dinero invertido a través de fondos de money market.

El economista Salvador Vitelli explicó las razones de la medida: “Los bancos venían tomando fondos al 63% y colocaban la totalidad al 73% antes de Ingresos Brutos. Les quedaba un 10% de ganancias casi sin riesgo. Ahora, con la reducción de tasas y el encaje les quedaría un rendimiento de 57.9%”, lo que estaría eliminando esa rentabilidad.

El Banco Central justificó la baja de tasas, indicando que “tras la corrección inicial de precios relativos en diciembre 2023 se observa una pronunciada desaceleración de la inflación, a pesar del fuerte arrastre estadístico que acarrea la inflación en sus promedios mensuales”. Hoy se conocerá el dato de inflación nacional de marzo, que daría más sustento a esta manifestación.

“Los relevamientos de precios de mayor frecuencia han resultado útiles para apreciar la dinámica mensual punta a punta. En los meses que se avecinan tomarán mayor relevancia en el diagnóstico de la trayectoria de la inflación las mediciones de inflación subyacente o núcleo, en vista de los ajustes de tarifas reguladas de servicios públicos anunciados”, consideró la autoridad monetaria.

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