El conjunto de Junín se puso en ventaja con el gol de Alanís y los Xeneizes igualaron gracias a un cabezazo de Lisandro López.
Boca demostró que le está costando encontrar su mejor versión: mostró una pálida imagen en la Bombonera y apenas rescató un empate ante Sarmiento en su tercera presentación por el Grupo B de la Copa de la Liga Profesional. El elenco de Junín, que presentó un planteo serio y logró enmarañar el juego local, se puso en ventaja a partir de la conquista de Gabriel Alanís. Y Lisandro López, de cabeza, puso cifras definitivas.
Las posturas de los dos equipos quedaron marcadas desde el pitazo inicial. Boca intentó mover la pelota con seguridad, propiciar la sociedad entre Medina y Cardona, y hacerse ancho para ser incisivo. Sarmiento buscó cerrarse con orden y concentración, en pos de no ofrecer espacios. Y apostar a la contra en pocos toques. A los dos les costó llevar adelante sus planes.
El Xeneize, por peso específico y a partir de dos pases en el rol de lanzador de Sebastián Villa, llegó a fondo. A los 10′ hubo conexión colombiana. El delantero habilitó a Fabra, quien envió el centro rasante y casi termina en gol en contra. A los 13, Mauro Zárate quedó cara a cara con Vicentini, intentó un globito, y el toque pasó cerca de la valla visitante. Y a los 31, en una de las acciones en las que pudo jugar sin ataduras, Cardona le puso el balón en la cabeza a Capaldo, que no logró impactar con precisión.
El Verde, en el inicio, logró completar el 50% de su idea. Pero no consiguió encontrar al punta Torres (movedizo, una preocupación permanente para Boca) en libertad. Apenas Graciani, a espaldas de Fabra, apareció como una salida potable. De hecho, el ex Independiente tuvo la oportunidad más concreta para los conducidos por Mario Sciaqua: a los 41 minutos, desbordó por derecha y, frente a frente con Andrada, la picó, simplificándole la tarea al guardameta.
A los 20′, Boca sufrió un doble golpe. En un pique, Salvio sintió un dolor en la rodilla izquierda y ni siquiera pudo abandonar el campo de juego por sus propios medios. Inmediatamente, Izquierdoz acusó un dolor intercostal. Russo debió quemar dos cambios y quedó sumergido en la preocupación por el estado físico de dos de sus figuras.
En el segundo tiempo, hasta que se rompió el cotejo, Sarmiento mantuvo al Xeneize en su telaraña, con los callejones para los balones filtrados cerrados y astucia para detectar las debilidades del dueño de casa. Incluso dejó una mejor imagen, desde la nobleza de los recursos, con muchos jugadores con trayectoria en el Ascenso, pero mucho hambre y respeto por el pizarrón de su DT. Así, a los 20 minutos, el ingresado Quiroga puso a correr a Alanís, que con su tranco arrió a toda la resistencia local y definió a pura potencia. 1-0 y sorpresa para Sarmiento.
La mejor noticia para los auriazules fue que igualaron rápido. Apenas cuatro minutos después, Lisandro López, que entró por la lesión de Izquierdoz, se quedó tras una pelota parada y su olfato tuvo premio: Cardona lo encontró con un balón aéreo y, de cabeza, firmó el tanto del alivio para los xeneizes.
Desde entonces, el encuentro se hizo más de ida y vuelta. Boca lo tuvo con Villa, en una transición vertiginosa tras un balón parado para la visita. El colombiano se topó con un Vismara que lo aguantó bien para que no explotara su velocidad, pero de todos modos logró abrirse camino y rematar, para hacer lucir a Vicentini. El rebote le quedó a Capaldo, que una vez más comprobó que no tiene suerte ante la valla.
Sarmiento, con el mañoso Torres, los estiletazos de Quiroga y el desorden de Rincón, siguió incomodando. La prueba: los últimos instantes del descuento los pasó en el área contraria. Lo que confirma que será un rival de cuidado para todos los que lo subestimen.
Boca suma cinco puntos, producto de dos empates y un triunfo ajustado, ante Newell’s en Rosario. Tiene material y potencial para jugar mucho mejor, como en el epílogo de la Superliga 2020 o en algunos pasajes de la Copa Diego Maradona; por algo es el bicampeón del fútbol argentino. Pero para ello deberá mejorar sustancialmente y arreglarse para cubrir las bajas por lesiones: el humilde Sarmiento no hizo más que ponerle enfrente el espejo.