Boston ha sido el mejor toda la temporada y tiene un equipo más completo, pero Dallas explotó en Playoffs y cuenta con una dupla mágica, Doncic-Irving.
El básquet es un deporte lógico. O, al menos, más lógico que otros. Pero los Playoffs de esta temporada, en la NBA, han traído sorpresas. O, tal vez, confirmaciones de cómo un cambio de era está ocurriendo. LeBron James, Curry y Durant, las superestrellas que han gobernado en estos últimos 15 años, fueron rápidamente eliminadas y han aparecido otras, reclamando el trono que en pocos días tendrán un nuevo dueño. O dueños. Será para la mágica dupla que armaron Luka Doncic y Kyrie Irving en los sorprendentes Mavs. O la corona habrá que ponerlas en las cabezas de Jason Tatum y Jaylen Brown, y al fin los Celtics podrán sumar el título N° 18 que los deje solos en la cima de los más ganadores de la historia, dejando un escalón por debajo a sus odiados Lakers (17).
Este jueves, desde las 21.30 de Argentina (transmite ESPN), comienza la gran serie (formato 2-2-1-1-1) con los favoritos de la mayoría de los especialistas, de las casa de apuestas (hoy es -224 para los Celtics contra +184 de los Mavs) y hasta de la Inteligencia Artificial (Celtics en 6, dijo) siendo locales en el TD Garden de Boston, donde los Celtics apenas perdieron apenas 6 de 49 partidos.
En este caso, con el hándicap de llegar más descansados, tras 9 días sin partidos. Los Celtics barrieron a los Pacers, por 4-0, y hay que ver si este parate le viene bien o si habrá perdido algo de ritmo, como a veces sucede. Los Mavs, en cambio, jugaron hace seis, lo suficiente para revitalizar los físicos que, especialmente en el caso de sus dos figuras, llegan más baqueteados, luego de jugar dos encuentros más (16 a 14) y tener series más duras.
En realidad, los celtas vienen desfilando casi que desde que comenzó la temporada. Tuvieron la mejor marca de toda la fase regular (64-18) y han ganado 12 de los 14 en postemporada, confirmando ser el mejor y más regular equipo de la campaña. Pero, ya lo sabemos, no todo es tan lineal y ahora se viene la definición, el momento de la verdad, de mayor presión. Y justamente con Boston todavía quedan algunas dudas… Por su historial. El año pasado la perdió y aquella no fue la única vez que, en momentos cumbre, ha rendido por debajo. Y, en este caso, no son pocos los que dicen que sus rivales en este camino (4-1 a Miami Heat, 4-1 a Cleveland Cavaliers y 4-0 a Indiana) no han sido los mejores. O, al menos, no han estado completos.
Dallas, en cambio, viene sorprendiendo a propios y extraños, yendo de menos a más. Terminó quinto en el Oeste con marca de 50-32, pero en Playoffs encontró su mejor rendimiento, venciendo a tres de los mejores cuatro de la conferencia: a los Clippers (cuartos en el Oeste), el Thunder (primeros) y los Wolves (terceros), siempre con desventaja de localía. No es poco.
Boston tiene dos cosas importantes a favor:un equipo más completo -plantel más largo- y un trayecto en estas instancias que permite pensar que ha logrado la madurez para llegar a la cima, luego de venir amagando hace años. Su dupla central es top. Jason Tatum promedia 26 puntos, 10.4 rebotes, 6 asistencias y 1.1 robo, rindiendo en los momentos cruciales. Le queda la final, donde el año pasado flaqueó un poco. Jaylen Brown, su coequiper, está en su octava temporada y también luce listo para el gran salto, tras ser el MVP de la final del Oeste, en la que promedió 25 puntos, 54% de campo, 6 recobres, 2.6 pases gol y 1.1 recupero. A ellos se suman tres piezas esenciales. El primero es Jrue Holiday, el base que trajeron para armar el Big 3, que conduce, anota y, especialmente, defiende como un pitbull. El otro es Derrick White, otro especialista defensivo que, encima, anota cuando es necesario. Y el tercero -no menos clave- es el letón Porzingis, el unicornio que puede ser el factor X de la serie, a partir de sus 2m21 y talento es decisivo en ambos costados. Muy difícil de defender, por un lado, sumando un arma más, y sus brazos en defensas son como dos aspas de molino. Reaparece justo en la final tras perderse varias semanas, desde la serie con Miami, por una lesión en los gemelos.
Boston, justamente, necesitará como nunca de la defensa para detener a una de las duplas ofensivas más impactantes de la historia de la NBA. Sí, de la historia. Una de las top por la infinidad de recursos -y la confianza- que tienen Luka y Kyrie. El esloveno promedia casi 29 (en la final del Oeste fue el MVP de la serie) y sus otros dos números (9.6 rebotes y 8.8 pases gol) le dan casi un triple doble. De hecho ya suma seis triple dobles en playoffs. El tipo es muy especial porque a su talento y arsenal ofensivo hay que sumarle su mentalidad asesina. Es uno de esos cracks que sabés que nunca decepcionarán. Cuanto mayores son los desafíos, más rinde. Con solo ver que promedia 31 puntos, 9.5 rebotes y 8.2 asistencias en 45 partidos de Playoffs, alcanza.
Ahora viene destrozando rivales, con su juego y su palabra. Porque protesta, los carga y les habla. Y juega, claro. Un verdadero mago que juega ambos juegos, el basquetbolístico y el mental, con una facilidad que asusta. Tiene cosas de jugador callejero pero, a la vez, repleto de fundamentos y técnicas. Una prueba del impactante poder extranjero dentro de la NBA, como en temporadas anteriores hemos visto con el griego Giannis o el serbio Jokic. Veremos cómo lo defiende Boston, realmente, porque hasta ahora nadie pudo…
A su lado está Irving. A veces juegan juntos y a veces se turnan para cargar con la ofensiva del equipo. Pero, especialmente, se complementan. Había dudas cuando llego Irving. “¿Con cuántas pelotas van a jugar?”, se preguntaban muchos al ver que ambos necesitan del balón en sus manos y, a la vez, porque Irving traía un historial un tanto egoísta. No era lo único que decían de Irving, dado sus comentarios y reacciones, algunos a favor de que la tierra es plana, otros en contra de las vacunas e incluso un par que fueron acusados de antisemitas. Ojo, no fue el único… A Luka le dijeron que no defendía ni mejoraba su cuerpo. Ambos pasaron por el ataque de los haters.
Pero llegaron, dando exhibiciones. Una forma de redimirse. Luka está en su primera definición y Kyrie regresa a una tras 7 años. No está solos, obviamente. Dallas tiene un equipo que mejoró su defensa, que se potenció con dos pilares en ese sentido como los pivotes Lively (la viene rompiendo el novato) y Gafford, ahora además necesitarán más de Dante Exum y Josh Green para intentar limitar a Brown y Tatum. PJ Washington, otro de los obreros que se viene destacando, puede ser el factor X.
Boston, por lo pronto, ganó ambos duelos en la fase regular, aunque todos sabemos que la importancia de esto es relativa. La final es distinto a todo. Y arranca este jueves.
Balón al aire, que se acaben los análisis teóricos…