Recibirá USD 4.355 millones del organismo, pero tiene vencimientos que consumirán casi todo ese monto.
El Gobierno recibirá en las próximas horas USD 4.355 millones que le enviará el Fondo Monetario Internacional como parte del paquete de asistencia por el Covid. Ese monto pasará a engrosar las reservas del Banco Central pero en los próximos meses volverán a las arcas del hoy prestamista, ya que el Estado afrontará pagos de vencimientos al FMI por unos USD 4.100 millones.
Esos dólares llegarían justo a tiempo para el tramo más exigente del calendario de deuda, que sobrevendrá entre septiembre y diciembre y en un contexto de reservas internacionales limitadas. Según un informe de la consultora Equilibra, antes de la llegada de los derechos especiales de giro del Fondo Monetario, el BCRA sumaba un stock de reservas netas que se ubica en torno a los USD 6.400 millones, lo que implicaría unos USD 3.100 millones por encima del cierre de 2020.
De todas formas, la consultora midió además que el BCRA perdió más de USD 1.500 millones de sus reservas desde mediados de julio, cuando tocaron su máximo del año de casi USD 8.000 millones. Una parte se debió a la intervención en el mercado cambiario y otra al pago de intereses al FMI -USD 350 millones a principios de agosto- y otros USD 226 millones al Club de París.
Siguiendo esa cuenta hecha por Equilibra, las reservas netas del Banco Central pasarían a ser cercanas a los USD 10.700 millones. Pero el impacto, en términos reales, podría ser casi neutro si se tiene en cuenta la hoja de ruta financiera que le espera al Gobierno hasta fin de año.
En esos meses comenzarán a tener lugar las primeras fechas clave de la devolución del crédito del Fondo Monetario. En ese sentido, según la información provista por el organismo, el 22 de septiembre y el 22 de diciembre la Argentina debería repagar casi USD 1.884 millones en cada ocasión, lo que da como total 3.767 millones en ese lapso de tres meses.
Pero la cuenta con el FMI no se limita a eso. Además, en los primeros días de noviembre el país debería desebolsar 350 millones más por intereses de los derechos especiales de giro (DEG), la moneda del Fondo Monetario. De esa forma, salvo que el Gobierno consiga llegar antes a un nuevo acuerdo con el organismo, entre septiembre y fines de dicimbre el Gobierno debería girar a Washington USD 4.117 millones. Es por eso que la llegada de los DEG de las próximas horas “calzarán” casi justo con las obligaciones de pago con el propio Fondo.
Los derechos especiales de giro, entonces, no terminarían de representar una nueva fuente de alimentación, a diferencia de lo que fue la liquidación del complejo agroexportador durante la primera mitad de 2021, un ciclo que podría a esta altura del año haber terminado, según Equilibra. “Entre febrero y julio, el BCRA pudo sumar reservas netas por unos USD 5.300 millones, contra liquidaciones de la agroindustria por USD 18.000 millones. Pero la ‘temporada alta’ de agro-divisas terminó y el 80% de la cosecha remanente de soja aún no fue declarada para exportarse (unos USD 9.200 millones)”.
Por eso, estimó la consultora, “difícilmente el BCRA pueda resignar menos de USD 20 millones diarios en promedio para intervenir en el dólar financiero de acá a las elecciones. Con una menor oferta de agro-divisas y mayor “presión dolarizadora” minorista en el Mercado Único Libre de Cambios, tendremos que acostumbrarnos a un Central cerrando ruedas con posición consolidada (intervención en el mercado oficial y en el financiero) vendedora. Esperamos que las reservas netas cierren el año en USD 5.300 millones, más de USD 1.000 millones por debajo del stock actual”, concluyó Equilibra.
La directora del Fondo Monetario Internacional Kristalina Georgieva pidió este domingo por la tarde a través de la cuenta del FMI en la red Twitter “usar los nuevos recursos responsable y sabiamente”. Se trata, señaló la funcionaria internacional, de “un recurso precioso que debe usarse para el máximo beneficio del país y de su pueblo”.
En total se emitirán USD 650.000 millones, y a la Argentina le tocarán USD 4.355 millones, equivalente a la cuota del 0,67% que el país tiene en el organismo. Aunque el FMI hizo esta misma operación en 2009, cuando también giró DEG a sus países miembros en medio de la crisis de Lehman Brothers, se trata del paquete de asistencia a sus países socios más grande de la historia de la institución.
El reparto de DEG por parte del FMI fue una discusión sostenida durante algunos meses por los países del G7. Para la Argentina y para otros países, el debate sobre el destino de estos USD 650.000 millones sigue abierto. El ministro de Economía Martín Guzmán solicitó en distintos foros internacionales que parte de lo que recibirán como ayuda los países más desarrollados pueda ser redestinado a economías con mayores problemas, una propuesta que el Fondo Monetario admitió, aunque aún no está determinado de qué manera se concretará.
Para establecer ese mecanismo, el organismo cuenta con un par de opciones sobre la mesa. En primer lugar, y que podría incluir a la Argentina, sería un Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad “para facilitar un crecimiento más resiliente y sostenible a mediano plazo”. Según explican desde el Gobierno, se trataría de una “tercera vía” a los programas estándar del FMI como el Stand-by y el de Facilidades Extendidas, como el que actualmente negocia el Poder Ejecutivo.
El reparto de DEG por parte del FMI fue una discusión sostenida durante algunos meses por los países del G7. Para la Argentina y para otros países, el debate sobre el destino de estos USD 650.000 millones sigue abierto. El ministro de Economía Martín Guzmán solicitó en distintos foros internacionales que parte de lo que recibirán como ayuda los países más desarrollados pueda ser redestinado a economías con mayores problemas, una propuesta que el Fondo Monetario admitió, aunque aún no está determinado de qué manera se concretará.
Para establecer ese mecanismo, el organismo cuenta con un par de opciones sobre la mesa. En primer lugar, y que podría incluir a la Argentina, sería un Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad “para facilitar un crecimiento más resiliente y sostenible a mediano plazo”. Según explican desde el Gobierno, se trataría de una “tercera vía” a los programas estándar del FMI como el Stand-by y el de Facilidades Extendidas, como el que actualmente negocia el Poder Ejecutivo.