En los 90 minutos, en el contexto de un partido friccionado, el Millonario generó las mejores situaciones de gol, pero no tuvo eficacia.
Una vez más, Boca Juniors eliminó a River Plate por penales, como sucedió en la Copa de la Liga Profesional. Tras igualar 0-0 en un Superclásico deslucido y áspero en el estadio Ciudad de La Plata, desde los 12 pasos el Xeneize fue más eficaz y ganó por 4 a 1. Agustín Rossi le contuvo el disparo a Julián Álvarez, Braian Romero desvió el suyo y Carlos Izquierdoz apuntó el decisivo, para desatar el festejo auriazul. Así, los dirigidos por Miguel Ángel Russo avanzaron a los cuartos de final de la Copa Argentina.
Boca saltó al campo con la misión de no dejar jugar a River. A partir de una disposición táctica bien ancha, un 5-3-2 que amplificó la presión extendida en la salida. Desde esa búsqueda, e los primeros 10 minutos obtuvo un par de pelotas paradas cerca del área y, sobre todo, no le permitió progresar a su rival.
Con Juan Ramírez más suelto, los carrileros siendo agresivos para retener a los laterales de la banda, Pavón estacionado en la derecha y plena atención en las divididas, el control inicial fue auriazul, aunque sin jugadas de riesgo de ninguno de los contendientes.
Así y todo, pese a su incomodidad, fue el Millonario el primero en llegar a fondo. Fue a los 31′, cuando Julián Álvarez picó hacia el área, metió un enganche fenomenal ante Izquierdoz y soltó el buscapié que encontró a Braian Romero. Pero el delantero no llegó a conectar abajo del arco (lo desorientó el cacheteo de Agustín Rossi), y el balón derivó en Zuculini, quien remató por encima del travesaño.
Resultó la única emoción de una primera parte para el olvido. Con el juego cortado permanentemente por las infracciones y protestas, en el contexto de 45 minutos que se jugaron bajo las reglas de Boca.
Gallardo movió el banco de suplentes en el entretiempo: ingresó Milton Casco por un Montiel amonestado y que pareció no estar al 100% en lo físico. A los 50 segundos del complemento, River estuvo otra vez a punto de quebrar la paridad. Paradela desbordó por izquierda y lanzó el centro atrás para romero, pero Izquierdoz se interpuso en su remate. El rebote le quedó a Zuculini, quien se topó con la buena ubicación de Rossi.
Casi inmediatamente, a los 4′, en una contra bien elaborada, Romero tocó para Paradela, quien tiró cruzado y no le acertó a la valla. Si bien el desarrollo continuó áspero y parejo, la Banda siguió encontrando juego por adentro. Como a los 16, cuando De la Cruz cortó hacia adentro y e intentó desde el borde del área: su prueba se marchó cerca del ángulo superior derecho de Rossi.
Russo modificó recursos nombre por nombre. Weigandt entró por Advíncula y Varela tomó el lugar de Rolón. Pero no logró volumen de juego. Al rato, saltaron al campo Cardona, Campuzano y Obando. Y del lado millonario, Carrascal. Las oportunidades siguieron siendo de la Banda. A los 33′, Romero le robó la pelota a Varela en la salida y su remate se fue alto.
Inexorablemente, el partido se encaminó a los penales. Marcos Rojo, Juan Ramírez, Cristian Pavón y Carlos Izquierdoz fueron pura contundencia para Boca, en los cuatro primeros remates al arco del partido para el equipo. Agustín Rossi atajó el primero ante Julián Álvarez y ya marcó un mojón anímico en la serie. Braian Romero tiró afuera su intento y ya dejó a River en la cuerda floja.
Xeneizes y Millonariosse habían medido en lo que va de 2021 en la Fase de Ganadores de la Copa Diego Maradona (2-2), por el interzonal de la Copa de la Liga (1-1) y por los cuartos de final del mismo certamen (1-1 y triunfo azul y oro en los penales ante un diezmado conjunto riverplatense víctima de una ola de contagios de COVID-19), con la particularidad de que siempre la Bombonera fue el escenario. Otro empate quedó sellado en La Plata. Pero la alegría volvió a ser auriazul.
Al River le queda continuar dando batalla en la Liga Profesional y el sueño de la Copa Libertadores (el 11 disputará el duelo de ida de los cuartos de final ante Atlético Mineiro). Para Boca, después del golpe que sufrió ante los brasileños, con polémica por el VAR y escándalo posterior debido a los incidentes en Belo Horizonte, representa un golpe anímico. Y otro paso para quebrar la superioridad que había mostrado en los duelos de eliminación directa su clásico rival desde la asunción de Marcelo Gallardo en el banco de suplentes.